La libre circulación de contenidos abiertos en internet es uno de los principios que sostienen numerosos movimientos sociales que utilizan el ciberespacio para compartir conocimientos y sus productos culturales. Todo tipo de publicaciones, videos, música y audio circulan diariamente por la web en la modalidad de contenido abierto y “copyleft” o con licencias del tipo de “Creative Commons” para que millones de personas en todo el mundo tengan acceso directo y sin costo a documentos, investigaciones, libros y creaciones culturales en buena parte de los idiomas existentes.


Pero también circulan en internet de manera gratuita o pueden adquirirse a bajo costo en las plazas y calles de cualquier gran ciudad, sobre todo del mundo en desarrollo, copias de películas, juegos, música de artistas famosos y programas de computación, entre otros. ¿A qué se debe que exista un mercado informal de tantos productos culturales? ¿Es que la gente simplemente quiere engañar a los productores y artistas y no valora su trabajo? ¿O acaso el “mercado” es el que está en falta porque no ha tenido en cuenta que existe un vasto segmento de la población que tiene interés en estos productos, pero no puede acceder a ellos por su costo?


Si consideramos el precio de las entradas de cine, el costo de los videojuegos y de publicaciones o de los cds de los artistas de moda, vemos que su adquisición se hace dificil para una familia de bajos ingresos e incluso de ingresos medios. ¿Acaso el mercado presupone que esta gente bien puede quedarse sin acceder a estos recursos de entretenimiento, expresión cultural y también de información y conocimientos? Pero la gente sí tiene interés de acceder a todo ello, para verse incluidos y participar así en la conversación global que nutre los bienes culturales.


Recuerdo a una diputada argentina, famosa por sus pronósticos apocalípticos, que en plena crisis económica y financiera en el 2001, año nefasto para la economía de mi país, decía con voz tronante al referirse a la avidez de los bancos y de las corporaciones: “¡y vienen por más!”. Y en el campo de la creación y del conocimiento, el control y la mercantilización que pretenden imponer las corporaciones de la industria cultural está llevando a situaciones críticas porque ahora vienen para ponerles precio a internet y engrosar sus ganancias. ¡Pareciera que todo debe patentarse, cerrarse, comercializarse y tener un costo! ¡Vienen por más! ¿Podrá impedirse?


Desde el movimiento de mujeres que hace de internet su campo de trabajo, de producción de contenidos y de acción, que se convierta a la información y a las expresiones culturales que circulan en el mundo virtual en simples “commodities” resulta inaceptable.


En el panel sobre “Comercialización del conocimiento” que se llevó a cabo durante el Foro de AWID, organizado por el programa de mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, las participantes coincidieron en que ninguna corporación debería determinar quién puede acceder a los bienes culturales por el costo de los mismos y que los movimientos sociales deben continuar defendiendo la existencia de una internet donde el conocimiento circule libremente y al alcance de todos.

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