Bosnia y Herzegovina fue uno de los siete países cubiertos en el proyecto de investigación “Basta de violencia: derechos de las mujeres y seguridad en línea”. La investigación realizada en Bosnia y Herzegovina se realizó en conjunto con One World Platform for Southeast Europe (OWPSEE), una organización de la sociedad civil de Sarajevo que defiende los derechos humanos y los derechos en internet desde una perspectiva de género. El informe, que se puede leer aquí, recurre a tres estudios de caso en profundidad para evaluar los instrumentos legales y las políticas corporativas existentes, así como el acceso que tienen las mujeres a la justicia.



En este artículo, Lamia Kosovic conversa con dos integrantes del equipo de investigación de OWPSEE, Valentina Pellizzer y Aida Mahmutović, para echar un vistazo detrás de bambalinas de la investigación de Bosnia y Herzegovina.



Lamia Kosovic: ¿Qué metodología utilizaron para mapear situaciones de violencia relacionada con la tecnología en Bosnia y Herzegovina a fin de generar conocimiento en torno de un asunto tan complejo?



Valentina Pellizzer: Si vamos hacia atrás en el tiempo hasta el momento en que se inició este proyecto, lo que tratábamos de entender es cuánto sabían las organizaciones y activistas por los derechos de las mujeres sobre las tecnologías. En otras palabras, queríamos saber si tú, como activista o como organización — como alguien que trabaja en la prevención de la violencia virtual — eras consciente de las formas en las que las tecnologías operan y se utilizan para cometer actos de violencia virtual. Ese fue el tipo de enfoque participativo que adoptamos al principio.



Aida Mahmutovic: Como bien sabemos quienes trabajamos en esta área, resulta muy difícil documentar y mapear casos en forma individual. Pensamos en otras formas de recolectar datos y así empezamos a trabajar con el Centre for Legal Assistance to Women de Zenica. Hablando con las mujeres que trabajaban allí y ellas mismas se dieron cuenta de que tenían casos de violencia mediante el uso de TIC que, hasta ese momento, se habían considerado violencia común. Investigamos todas las situaciones documentadas entre 2012 y 2014. Fue entonces cuando se hizo un mapeo de alrededor de 100 casos en el mapa global de APC, a través del cual tuvimos acceso a estos tres casos.



LK: La investigación muestra que las tarjetas SIM prepagas habilitan a los abusadores a cambiar muy fácilmente su número de teléfono sin registrarse y así poder seguir acosando a las mujeres. ¿Qué soluciones están buscando las empresas de telecomunicaciones para este problema?



AM: Ese fue uno de los problemas que destacamos en nuestra investigación: la cadena de acciones de salir, comprar una tarjeta de teléfono, ejercer el abuso, tirar la tarjeta y luego conseguir otra. Es muy fácil para el perpetrador porque para la víctima es muy difícil demostrar lo que sea. Las empresas de telecomunicaciones no pueden hacer nada porque las tarjetas prepagas de teléfono se pueden comprar en cualquier lado y lo único que puede hacer una sobreviviente es cambiar su número de teléfono. Esto plantea otro asunto, que es el hecho de que el perpetrador puede conseguir el número de la víctima de nuevo. En la mayoría de los casos, el perpetrador es alguien cercano a la sobreviviente y tiene los medios necesarios para conseguir sus datos.



VP: Me gustaría agregar algo acerca de la libertad que brindan las tarjetas prepagas. Por un lado, es bueno que las personas puedan comprarse esas tarjetas y permanecer en el anonimato pero, por otra parte, es complicado cuando este mismo hecho sirve para proteger a un perpetrador. Todas las empresas de telecomunicaciones tienen términos de referencia genéricos y ninguna cuenta con un protocolo para descubrir y reconocer acciones de violencia contra las mujeres. Eso es algo a lo que deberíamos prestar más atención. Pero, de nuevo, yo no diría que hay que eliminar esas tarjetas porque no sean buenas. Si todo el mundo tuviera que registrar su número, todas las personas estaríamos expuestas a la vigilancia.



LK: Su investigación indica que incluso después de haber denunciado casos de abuso a la policía, los esfuerzos para ayudar a las sobrevivientes fueron escasos. ¿Qué medidas deben tomarse para cambiar esta situación?



VP: Si la policía no tiene el protocolo correcto, no puede hacer su trabajo. Y para contar con ese protocolo, es necesario hacer algo a nivel legislativo. El problema se encuentra en dos niveles. El primero es que Bosnia y Herzegovina no cuenta con estadísticas públicas unificadas en relación a violencia contra las mujeres. Existen dos números telefónicos a los que las mujeres pueden llamar, pero ambos están a cargo de organizaciones sin fines de lucro. Otra cosa muy importante es que las estadísticas existentes no registran el uso de la tecnología para perpetrar actos de violencia. Eso es algo que hemos iniciado con el Centro de Zenica, de modo que quienes están a cargo de las leyes podrán darse cuenta por fin de cuál es el problema. Y el segundo problema es que, según el Código Penal, la policía no puede hacer nada mientras tu vida no corre peligro – es decir, hasta que te golpeen.



LK: En las historias de las mujeres se puede observar cómo se minimizan los daños psicológicos en comparación con los físicos. ¿Qué mecanismos existen para ayudar a conscientizar sobre este asunto y proteger mejor a las mujeres de estos daños?



VP: La violencia psicológica es difícil de demostrar. Las mujeres tienen que guardar mensajes de texto, fotos y demás, para tener pruebas de que alguien está abusando de ellas. Además, no hay un lugar para presentar denuncias de este tipo. Cuando vas a la policía, no hay un formulario para este tipo de violencia. Y además están nuestras barreras culturales. Por ejemplo, si eres una mujer mayor te preguntan por qué tienes una cuenta de Facebook y otras cosas por el estilo.



Así que hay que trabajar en la toma de conciencia, lo que ya empezamos a hacer. Ahora contamos con indicadores, estudios de caso y un modelo de cómo están ocurriendo estas cosas. Podemos empezar a formular ideas de cómo registrar la violencia en línea y una vez que eso esté hecho, pensar cómo podría lidiar la policía con estos casos. Tenemos ahora un instrumento con el cual operar — la Convención de Estambul — que Bosnia firmó y ratificó, y que contiene un capítulo entero sobre violencia en línea, incluyendo el daño psicológico.



LK: El concepto de justicia es amplio y complejo. ¿De qué forma entendían la justicia estas mujeres en relación a su propia vida?



AM: Cada una de las sobrevivientes de violencia virtual presentaba exactamente los mismos modelos de comportamiento que cualquier mujer que experimenta violencia, es decir, todas se sentían culpables. Sentían que lo que les sucedía era por su culpa. Cuando se dieron cuenta de la situación, fueron primero a la policía, porque creyeron que era el lugar adecuado para pedir una solución a su problema. Pero luego de no recibir ninguna ayuda de la policía, volvían a culparse y a empezar a sentirse aisladas. En un caso de abuso por Facebook, la sobreviviente hizo público su problema. Pero el resultado fue un poco adverso porque empezó a recibir más pedidos de amistad en línea y no siempre se trataba de personas con buenas intenciones. Así que, en términos generales, sí, el acceso a la justicia es amplio y complejo en lo que se refiere a violencia virtual.



VP: El concepto de justicia, si se trata de la justicia tradicional, es demasiado lento para las personas expuestas a violencia en las redes sociales. En esos espacios, tu reputación se ve comprometida de inmediato y necesitas contar con alguna red de apoyo compuesta por gente que confía en tí y desea ayudarte.



LK: En el caso de Sandra, se sintió sola y aislada en su lucha por justicia. ¿Dirías que esto es común a todas las víctimas de violencia relacionada con la tecnología en Bosnia y Herzegovina?



AM: En la respuesta a esta pregunta reconozco a todas las mujeres del estudio, lo que significa que estamos hablando de algo común a todas las víctimas. Sandra, que experimentó violencia en Facebook, no sólo estaba aislada sino que fue torturada. Esto empezó cuando las autoridades escolares le dieron la espalda a sus estudiantes. Sin embargo, tengo que decir que me alegró porque cuando me acerqué a ella a través de Facebook, logramos cerrar la cuenta falsa. Esta experiencia fue revitalizante para ella y quería contarla y ayudar a otras mujeres que estuvieran experimentando el mismo tipo de violencia. Así que es muy importante que las víctimas no se sientan solas. Especialmente en casos como éste, en el que una madre creyó que el mundo había colapsado sobre su cabeza.



VP: Siempre estás sola en la violencia. Lo primero que hace la violencia es tratar de aislarte. Lo segundo que sucede es que pierdes la voz. Por ejemplo, si alguien hackea tu cuenta y no tienes otra, se puede decir que te han quitado la voz. Cuando se trata de violencia doméstica tradicional, las mujeres sufren golpes y vuelven a su casa familiar. Mientras tanto, los vecinos y vecinas hacen de cuenta que no oyen nada porque se trata de un asunto “privado”. En internet, la gente hace las mismas cosas, excepto que suceden en un espacio en el que sienten que pueden juzgar más libremente y en voz alta.



LK: ¿Cuáles son los próximos pasos de la investigación de OWPSEE?



AM: Ahora buscaremos casos y trataremos de establecer comunicación y alianza con dos nuevas organizaciones, Foundation for Local Democracy en Sarajevo y otra en la ciudad de Banja Luka llamada Udružene žene. El plan para continuar la investigación es seguir en base al mismo principio; en otras palabras, todas las organizaciones se dedicarán a investigar y mapear casos de acuerdo con la estrategia que desarrollamos con el Centro de Zenica.



También vamos a crear un grupo de trabajo para formular propuestas de enmiendas al Código Penal. El plan es enviar estas propuestas al Parlamento en octubre, antes de nuestro evento de 16 días de activismo. Creo que será un gran paso para Bosnia y Herzegovina porque estaremos dirigiéndonos a los actores principales para decirles que se trata de asuntos importantes. Antes de eso, pensamos reunirnos con mujeres responsables de formular políticas que hayan sido recientemente electas para darles a conocer la importancia del problema – sobre todo porque la mayoría de ellas suele ser blanco de violencia virtual.



VP: Primero tenemos que seguir ayudando a tomar conciencia sobre la violencia virtual, mejorando las formas y los medios de proteger a las víctimas, y desarrollando una comunidad para ofrecer apoyo en tiempo real. También nos interesa el aspecto rural porque, si bien aún no tenemos pruebas, existe la sensación de que las mujeres y las niñas de las zonas rurales tienen más dificultades para conseguir apoyo para frenar este tipo de violencia. Nuestro plan para el futuro es analizar el problema e investigar en zonas rurales para ver cuánto apoyo existe y cuánto se puede conseguir.



Además, es importante seguir trabajando con los órganos legislativos y todos los actores y organizaciones que están trabajando en este tema. Es importante hacerles ver la importancia y la gravedad del problema a quienes son responsables de formular políticas y a la gente que está en el poder, mostrarles también que existen soluciones y que tenemos que trabajar en conjunto para encontrarlas.

Add new comment

Plain text

  • Lines and paragraphs break automatically.
  • Allowed HTML tags: <br><p>