Una vez más el movimiento de mujeres debió organizarse para protestar y alterar con su activismo el intento de algunos gobiernos de impedir que sus representantes pudieran presenciar y participar en las sesiones de la Comisión de la condición jurídica y social de la mujer (CSW, por sus siglas en inglés), organismo intergubernamental que fue creado específicamente para considerar e impulsar la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres a nivel mundial.

Y una vez más, las redes sociales y las alertas por correo electrónico y espacios en internet lograron en pocas horas organizar una protesta internacional que reunió firmas de unas 800 organizaciones de todo el mundo para frenar el avance de las fuerzas conservadoras que siguen sin querer aceptar una plena participación de las organizaciones de mujeres de la sociedad civil en los debates donde se decide la vigencia y el avance de los derechos de las mujeres.

En 2015 las mujeres celebramos los 20 años de vigencia de la Plataforma de Acción de Beijing y el minucioso y activo trabajo que desarrollaron miles de organizaciones de mujeres de todo el mundo para que las cuestiones cruciales y las principales preocupaciones para lograr el avance y la consolidación de los derechos de las mujeres no quedaran fuera de la agenda de los organismos internacionales ni de los gobiernos que los integran.

Y una vez más, las redes sociales y las alertas por correo electrónico y espacios en internet lograron en pocas horas organizar una protesta internacional

2015 también vio la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), cuyo Objetivo 5 incluye entre sus metas “Velar por la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles de la adopción de decisiones en la vida política, económica y pública “. Vale preguntarnos, ¿cómo va el cumplimiento de esta meta? Nada bien, porque apenas 2 años después, en pleno desarrollo de la reunión annual de la CSW, hubo intentos de cohartar una participación efectiva. La excusa, “la sala de reuniones queda chica”, no convenció a nadie ni tampoco que fueran algunos países con voces fuertes, como Rusia y Estados Unidos, los más remisos en aceptar la participación de la sociedad civil.

Pero la sociedad civil estuvo bien representada, sin duda. Este año 3800 delegadas de organizaciones no gubernamentales lograron participar de la reunión de la CSW. Dejar afuera de la sala de sesiones a buena parte de estas representantes fue inaceptable y la reacción y la solidaridad de quienes estaban cerca o a miles de kilómetros de distancia no se dejó esperar.

Fueron los movimientos de mujeres jóvenes los que más impulsaron el activismo en las redes. La Youth Coalition, la REDLAC (de mujeres jóvenes por los derechos sexuales en América Latina y el Caribe), la red ASTRA, la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes, AWID y muchas otras se volcaron al ciberespacio a opinar y compartir información de último momento, como también mensajes de protesta al ver que las discusiones se empantanaban y se ponían barreras a una participación efectiva.

Dejar afuera de la sala de sesiones a buena parte de estas representantes fue inaceptable y la reacción y la solidaridad de quienes estaban cerca o a miles de kilómetros de distancia no se dejó esperar

No hay duda de que el movimiento de mujeres debe enfrentar la acción de fuerzas conservadoras que se afianzan e influyen en países anteriormente solidarios e impulsores de los derechos de las mujeres. No sólo el discurso ha cambiado, también la voluntad de financiar el trabajo de los organismos internacionales, tal como lo reconoció el propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en su diálogo abierto con las organizaciones de mujeres. Esto seguramente afectará la futura concreción de programas que apuntan a fortalecer los derechos de las mujeres en áreas tan sensibles con la de salud sexual y reproductiva, sus derechos económicos y sociales o la formación en nuevos conocimientos, incluyendo la capacitación, desarrollo y uso de tecnologías de la información y comunicación para su inserción en un mercado laboral cada vez más específico y exigente.

Pero no todas han sido malas noticias. Para las latinoamericanas , la rápida intervención de las delegaciones gubernamentales de Argentina y México marcaron un hito importante en el rumbo de las discusiones. El encargado de la Misión Argentina ante la ONU leyó una declaración consensuada por varios países de la región que respaldó el avance de las negociaciones y en particular la necesidad de acuerdos en materia de empoderamiento económico de las mujeres, el tema central de esta sesión del CSW. (1)

Lo más inquietante es que hay una variedad de formas de reacción contra los derechos de las mujeres que está amenazando el progreso que se ha hecho

No hacen falta más estadísticas para saber que las desigualdades entre mujeres y hombres en el campo laboral y de la economía siguen siendo enormes, ni que la falta de justicia económica continúa encerrando a millones de mujeres en situaciones de pobreza que se profundizan a diario.
Aun en puestos de trabajo nuevos en industrias de alto desarrollo y potencialidad económica la discriminación salarial y en las condiciones de trabajo resulta en arbitrariedades intolerables. El paro de mujeres técnicas e ingenieras en la industria TIC del 23 de febrero pasado logró visibilizar esta cuestión.

La CSW61 logró aprobar nuevos acuerdos. Pero esto no significa que el movimiento de mujeres deje de seguir de cerca la puesta en marcha de las resoluciones. Como tampoco que calle una preocupación principal, expresada claramente en la carta que las organizaciones enviaron al Secretario General de la ONU a comienzos de marzo: “Lo más inquietante es que hay una variedad de formas de reacción contra los derechos de las mujeres que está amenazando el progreso que se ha hecho. Esta tendencia está impulsando a mujeres y niñas de todo el mundo a luchar para que sus voces sean escuchadas y respetadas”.

El compromiso a seguir adelante, con decisión y voz firme, se demostró en esta oportunidad y está claro que no habrá #FeministCSW sin la participación plena de las mujeres y sus organizaciones.

Footnotes

(1) Los países latinoamericanos que consensuaron esta declaración fueron: Argentina, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

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