Activistas y coordinadoras de campañas feministas plantearon el tema de los posibles conflictos entre la acción "Yo no reenvío violencia" y la lucha por mapear la violencia de género. ¿Ambas son contradictorias? ¿Cómo podemos informar sobre la violencia sin difundirla y sin obligar a las víctimas a revivir su experiencia?


Una pregunta válida. Y dura.


La respuesta corta es que no podemos. Peor aún, con solo mostrar la magnitud de la violencia de género en todo el mundo, tanto en cantidad como en brutalidad, corremos el riesgo de "normalizar" ese comportamiento. Y eso es algo que no queremos en absoluto.


Pero la respuesta larga es que hay muchas maneras de atestiguar. Como coordinadora de ¡Dominemos la tecnología!, Jac sm Kee lo expresó así:


"Mirar es un acto político. El acto de mirar, de ver, cambia lo que es visto. Al ver algo, estás atestiguando un acto. Eso queda alojado en ti como parte de la historia, tanto en el plano personal como en el social y el político.


Personal - porque puede cambiar tu modo de comprender el mundo así como tus opiniones, comportamiento, actitudes y valores. Te conectaste con el acto que presenciaste y este pasó a ser parte de lo que eres.


Social - porque cada individuo es un nodo integral de la sociedad y cada cambio a nivel personal se trasladará a la sociedad de la que él o ella forma parte y afectará el valor que la sociedad atribuye y las normas que aplica a ese incidente.


Político - porque si bastantes nodos defienden un valor compartido, nuestra manera de responder a esa situación puede cambiar."


Como el proverbial electrón, el mero acto de observar algo lo modifica. Entonces la pregunta importante no es si mirar o no la violencia sino cómo mirarla: ¿en qué contexto, a través de qué lentes miramos y qué política le infundimos al acto de atestiguar?


Como plantea Jac:


"¿Estamos atestiguando con una comprensión de la compleja relación de poder entre la persona que mira y la que es mirada? ¿Nuestra mirada es interrogativa, una mirada que hace preguntas fuertes sobre por qué *podemos* ver ese acto y cómo ese hecho cambia la relación social y el poder? ¿Vemos porque nos motiva un deseo de cambio? ¿En qué cambio estamos pensando? Esa es la pregunta feminista."


Sea que decidamos mirar o no mirar, la violencia contra las mujeres existe - y persiste.


Yo creo que todo se reduce a la intención. ¿Estamos informando, compartiendo y atestiguando esa violencia como un espectáculo o porque tenemos la motivación de acabar con ella? ¿La vemos desde una perspectiva de indiferencia o de compromiso?


Allí donde los abusadores sólo ven un espectáculo, nosotras vemos un llamado a la acción. Como dice Jac:


"Estamos llamando a la gente a intervenir, actuar y cambiar la situación. Nosotras queremos:


a) Utilizar el poder de la tecnología para eliminar la violencia contra las mujeres, porque su acceso a la tecnología les confiere poder;


b) Poner la tecnología y el poder de la tecnología en manos de las mujeres, de las sobrevivientes y, por ende, la capacidad de controlar lo que se ve sobre ellas;


c) Expresarnos y posicionarnos en contra de los valores discriminatorios y sexistas y de las normas que permiten que ocurra la violencia contra las mujeres y pedir un cambio y responsabilidad;


d) Transformar la cultura de comunicación con sesgo de género de la que somos parte y que cada día decidimos reforzar o rebatir a través de nuestras prácticas comunicacionales.


O sea que esta es una forma feminista de conocer, de representar, de atestiguar."


Es imposible no conmoverse al leer algunos relatos. Y es importante recordar que cuando deciden compartir su experiencia, esas mujeres se apropian de cierta cantidad de poder. No son sólo historias sobre violencia, son historias sobre sobrevivir y defenderse.


Y eso hace una gran diferencia.


Gracias a Jac sm Kee y a las activistas de la campaña ¡Dominemos la tecnología! por la maravillosa conversación en torno a este duro tema.

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