Image description: A single light bulb on the ceiling

Image description: A single light bulb on the ceiling. Photo source: author.

Comencé a escribir este texto desde la mesa de cocina de un convento ubicado en territorio indígena autónomo en Colombia, donde mantuve conversaciones salpicadas en el poco español que conozco con tres monjas y, en esa misma mesa, intercambiamos risas y conversaciones una noche mientras esperábamos que vuelva la luz. 

Dos niñas ayudan a la mayor de las monjas a hacer las tareas de sobremesa y las previas a la cena. La monja más mayor me pide que le escriba mi número así podemos seguir en contacto cuando me vaya.  Me recuerda a mi abuela, que desde que aprendí a leer y escribir siempre me pedía que le anote números de teléfono en su libreta azul. Recién cuando tuve edad suficiente como para preguntarle por qué me pedía que le leyera cosas, supe que mi abuela, por  ser la mayor de ocho hermanos y hermanas tuvo que trabajar la tierra junto con sus padres y no tuvo oportunidad de ir a la escuela. Ya a esa temprana edad aprendí que la comunicación y la alfabetización estaban entremezcladas con el patriarcado. Le enseñé a mi abuela a escribir su nombre y a lo largo de los años ella me transmitió su vasto conocimiento sobre rituales, la tierra, el alimento como medicina y el espacio-tiempo. 
También me mostró que alfabetización no es indicador de conocimiento y que la educación puede ocurrir en forma de ritual. La relación que mi abuela y yo cultivamos a lo largo de los años forjó un lazo muy fuerte entre nosotras.

Infraestructura intencional

El campamento integrador donde tuvimos el taller de introducción a las redes comunitarias queda a unos treinta minutos a pie desde el pueblo y quince minutos en bicicleta desde la escuela donde niños y niñas nos dieron la bienvenida con danza y ritual. La carretera está cubierta de ripio y barro. Los guijarros me masajean los pies y el barro relaja mi espalda - creo que prefiero esto al asfalto. El espacio donde estamos carece de señal, conectividad y electricidad. Cinco personas murieron por causa del temporal eléctrico durante los primeros dos días de nuestra estadía. Pero la falta de electricidad no hace mella en el poder de la comunidad y su capacidad de sostén. Con sus redes, infraestructuras y métodos de comunicación, las comunidades deben siempre enfrentar nuevos desafíos. Pienso en los rituales medicinales y en cómo la falta de hospitales no aparece como un problema. La memoria me lleva a mi pueblo  en el sur, con sus cicatrices de los bombardeos, donde pasaba los veranos con mi abuela y me siento extrañamente como en casa.  

La disposición y la energía del campamento me retrotraen a cuando yo era una niña con un gran yeso que me envolvía la pierna mientras pasaba los días en la casa transitoria que a mi tía y su familia le habían asignado tras la guerra. El conflicto había terminado pero la familia no podía volver a su hogar en un pueblo destrozado por las bombas. Este campamento sirve como hogar  transitorio y como un campo de sanación colectiva donde las relaciones se reconstruyen en torno a las comidas comunitarias y una cancha de fútbol. Las redes comunitarias trabajan para armonizar comunidades mediante la comunicación y la diversificación de la infraestructura y su uso. Y para devolvernos la economía circular que intentamos recordar.    

La luna ya se elevaba cuando un muchacho joven elevó sus manos juntas antes de tomar una profunda bocanada de aire y emitir lo que sonaba como un ave mística llamando a sus pares a unírsele en el vuelo. Poco después, una respuesta resonó a través de los cerros. La comunicación es amplia e indefinible. Las redes comunitarias evolucionan y se expanden todo el tiempo.

¿Cómo pueden adaptarse los sistemas de infraestructura a las comunidades y no al revés?

La sanadora local y guardiana de la sabiduría de las plantas toma unas hierbas y las despliega con orgullo sobre un manto de tela negra. Comparte algunas de sus propiedades y pone a prueba la sabiduría de las personas jóvenes allí presentes. Se siente decepcionada cuando no recibe respuestas y le preocupa que este conocimiento secreto y sagrado no se conserve para ser transmitido. Mi colega y su amiga documentan todo el proceso y le muestran las plantas que hay en la intranet. Ella sonríe y comparte su deseo de crear una base de datos de medicina tradicional en lengua indígena. 

Mientras las mujeres son las guardianas de la tecnología corporal, ambiental y mística, se las aleja de su derecho a acceder a las plataformas digitales. La infraestructura administrada por la comunidad nos invita a reflexionar: ¿qué significa el acceso para quienes tenemos que compartir nuestras herramientas de tecnología digital aún cuando nuestros datos y dispositivos están bajo vigilancia y monitoreo?

La infraestructura administrada por la comunidad nos invita a reflexionar: ¿qué significa el acceso para quienes tenemos que compartir nuestras herramientas de tecnología digital aún cuando nuestros datos y dispositivos están bajo vigilancia y monitoreo?

Como parte del proyecto Conectar lo no conectado, un grupo de mujeres que trabajamos en redes comunitarias en distintos lugares de África, América latina y Asia nos reunimos en círculos de mujeres durante tres noches.  Nos dimos lugar las unas a las otras para intercambiar historias, tradiciones y nuestros propios viajes con las tecnologías. Los círculos nos brindaron el espacio para soltarnos, hacernos visibles y expandirnos. Desde entonces algunas mujeres recrearon estos espacios sagrados en diferentes espacio-tiempos donde la profundidad de las conexiones y las tecnologías son constantemente cuestionadas o devueltas a sus raíces. Después de todo, los avances en la tecnología de la comunicación nos permiten “conectarnos como humanas” y  “las relaciones y la intimidad son lo que realmente importa”. ¿Cómo estamos haciendo que nuestras conexiones importen? Cuando los sistemas patriarcales se benefician con nuestra exclusión y nuestras divisiones, tejer relaciones se encuentra en el corazón de los valores feministas que conectan lo no conectado. En las redes comunitarias las mujeres están cuestionando el diseño de la tecnología y cómo podemos recuperarla para nosotras. Los círculos de mujeres son redes comunitarias. 

Continúo escribiendo este texto debe otra mesa de cocina muy lejos de casa, dónde tiene lugar otra revolución. A mi madre le preocupa que al día siguiente haya cierre de las comunicaciones. Guardo silencio. Tengo a Cachemira en mi mente. Improviso algunas estrategias para calmar sus temores. 
En este momento de nuestra historia se nos recuerda que los pueblos unidos y sus comunicaciones son una amenaza para los sistemas opresivos. El valor de la comunicación reside en su gobernanza del espacio-tiempo. ¿Cómo puede diseñarse la tecnología para la liberación y la resistencia y no cómo reacción al temor? ¿Qué valor tienen las máquinas cuando se usan para controlarnos?

Cuando mi abuela me regaló mi primer teléfono móvil yo tenía diecisiete años. El teléfono contaba con las funciones básicas pero se abría con tapa. Cuando le pregunté por qué me había comprado un equipo, preocupada de que estuviera más allá de sus posibilidades económicas, me respondió que ella había notado que la mayoría de mis amigas y primas tenían un aparato por el estilo. Mi abuela me había otorgado una herramienta para la agencia y la privacidad.

En este momento de nuestra historia se nos recuerda que los pueblos unidos y sus comunicaciones son una amenaza para los sistemas opresivos.

¿Cuál es la promesa de las redes comunitarias?

Hace poco más de un año, genderIT.org publicó una columna mensual especial sobre género y redes comunitarias. El propósito de la columna especial para el año 2018 era tener un punto de partida para pensar acerca de cómo quedaban representados los roles de género en el establecimiento y mantenimiento de iniciativas de conectividad administradas comunitariamente. Había un interés particular en entender mejor las redes comunitarias, especialmente en el sur global, y desde un conjunto de perspectivas diversas, desde políticas hasta  investigación.

En ese momento pareció surgir una oleada de apoyo y reconocimiento a las redes comunitarias como un abordaje alternativo al acceso a internet. Las comunidades se movilizan para llevar a sus localidades infraestructura física que puedan administrar ellas mismas, sea para compartir contenidos o en última instancia brindar conexión a internet o simplemente información a sus localidades. 

Hoy en día, los intereses colectivos y los modelos comunitarios alternativos han avanzado en la elaboración de principios y propósitos generales para redes administradas por la comunidad . Los principios son importantes en contextos heterogéneos donde las personas se encuentran en etapas diferentes de su organización para conducir la implementación y provisión de su propia internet. Los principios brindan una luz orientadora acerca de cuáles son algunos de los valores ideales para las redes comunitarias. Con esa orientación vemos comunidades comprometidas con identificar necesidades locales y usar esta base como parte integral de la implementación de las tecnologías y de la consecución de acciones voluntarias en torno a la red comunitaria. Cuando hay más conciencia de la participación y el compromiso local también hay lugar para que las comunidades conozcan los roles de género interpretados entre sus miembros.  

Respecto de las políticas, la regulación de la infraestructura de telecomunicaciones se ha referido mayormente a las empresas operadoras en gran escala para garantizar que puedan proveer servicios de internet a la población general. Hay claros huecos o brechas que podrían permitir que  operadores en pequeña escala también puedan participar en la provisión de acceso a comunidades rurales o con escasa cobertura. Más aún, los subsidios para permitir un acceso asequible al espectro y menores barreras para pequeños operadores, ONG y cooperativas no son la norma. Por lo que además de verse involucradas en la difícil tarea de conseguir apoyo local para construir una red comunitaria, a menudo las comunidades también se encuentran con la dificultad de tener que buscar una reforma de la política de comunicaciones, envuelta como está en un lenguaje legal inaccesible. Es necesario que se le preste más atención a esta área política y también es necesario que sea conscientemente orientada por un conjunto diverso de representantes de la sociedad civil que incluya a las mujeres. 

Respecto de las políticas, la regulación de la infraestructura de telecomunicaciones se ha referido mayormente a las empresas operadoras en gran escala para garantizar que puedan proveer servicios de internet a la población general.

Tener que lidiar con todo un abanico de dificultades en entornos rurales aislados puede resultar desalentador, en especial cuando el conocimiento técnico y político sobre telecomunicaciones es nuevo. Por este motivo vemos que proyectos como Conectar lo no conectado o el Proyecto de redes de acceso local constituyen una contribución positiva al movimiento y además muestran que hay un colectivo de redes comunitarias, todas las cuales buscan el mismo propósito:  la conectividad administrada por la comunidad. Hay mucho para compartir sobre información y experiencias relevantes de redes comunitarias de todo el mundo. Las comunidades necesitan sentir que no están solas con sus desafíos y que pueden ponerse en contacto con quienes atraviesan problemáticas similares en busca de soluciones. La construcción del movimiento de redes comunitarias también tiene lugar en espacios internacionales. Estos espacios favorecen que se compartan experiencias, que haya un mayor aprendizaje sobre nuevos desarrollos como también conseguir apoyo de aliados o patrocinadores adyacentes. En esos eventos, alentar la visibilidad de paneles diversos  y desarrollar nuevos espacios de cuerpos técnicos compuestos por mujeres podría ayudar a articular la heterogeneidad de las redes comunitarias. Esta representación está lejos de ser común en espacios internacionales de construcción de movimiento. En consecuencia, los y las dirigentes de redes comunitarias necesitan asegurarse un conjunto amplio de voces que ayuden a que crezca el movimiento.

Por último, hacer investigación sobre las redes comunitarias puede ser un desafío ya que es una área de exploración nueva en lo que hace a la comprensión de sus aspectos sociales. En su “novedad” están los intentos de desarrollar metodologías localmente apropiadas, incluyendo el apoyo en la dirigencia comunitaria local para ayudar a encontrar y atraer una muestra de participantes (tanto usuarios/as como no usuarios/as). Trabajar transculturalmente y con personas ocupadas en su vida cotidiana supondrá desafíos para encontrar los espacios ideales para entrevistar grupos de sólo mujeres o buscar facilitadoras mujeres. Un trabajo posterior ayudará a refinar estos métodos y asegurar que las realidades de las mujeres en las redes comunitarias queden genuinamente reflejadas en la investigación y que esta acreciente nuestro conocimiento de su participación.

Debemos reconocer claramente la necesidad de paridad de género en las redes comunitarias e identificar qué se necesita hacer aún para asegurarse de que las mujeres se involucren, y asimismo personas transgénero o de identidades de género diversas y otras excluidas debido al desempeño hegemónico de la masculinidad en la mayoría de los espacios. La necesidad de visibilidad en el surgimiento de temas relacionados con el género dentro del perfil de la infraestructura de comunicaciones administrada por la comunidad se alinea con el crecimiento del interés en mejorar la participación de la comunidad y el diálogo en torno a las redes comunitarias. 
Las redes comunitarias pueden abrir un espacio para observar dónde feminismo e internet pueden aplicarse de manera práctica. Como voz alternativa, el feminismo trabaja en paralelo con las redes comunitarias en el sur global que tratan de amplificar la voz de los/as no conectados/as. En sí mismo es una celebración del cambio de las estructuras dominantes que viene sucediendo de abajo hacia arriba. El sur global tiene para compartir sus propias historias de provisión de infraestructura alternativa y sus propios modos de luchar por la igualdad entre todos los géneros. Ambas cosas están comprometidas con mejorar las voces de las comunidades marginadas. 

¿Cómo se entretejen las comunidades y cuáles son los pilares para una infraestructura humana que permita la existencia de una red comunitaria? ¿Cuáles son las relaciones que vinculan la infraestructura a su propósito? ¿Cuáles son los valores y principios en torno a la tarea de cuidado? ¿Cuáles son los valores que le dan forma a los modelos de gobernanza de las redes comunitarias? ¿Qué forma adquiere el acceso y cómo podemos involucrarnos en una economía que se aleje de los sistemas extractivos? ¿Qué relaciones se promueven mediante el acceso y cómo accedemos a los espacios que navegamos en la vida real y en línea? 

¿Qué forma adquiere el acceso y cómo podemos involucrarnos en una economía que se aleje de los sistemas extractivos?


Image description: Illustration depicting mesh network. Source: excerpt from Our Routes: Women's node - an illustrated journey of women in community networks: by Bruna Zanolli

Conexiones entre los principios feministas para Internet y las redes comunitarias 

La intención de los Principios Feministas para Internet (PFI) consiste en… “proporcionar un marco para que los movimientos de mujeres articulen y exploren temas relacionados con la tecnología y ofrecer una perspectiva de género y derechos sexuales sobre derechos críticos relativos a internet”. Igual que con la motivación para elaborar los (PFI), de algún modo las redes comunitarias significan una agenda política en la medida en que rompen con el actual molde sobre el que descansan las operadoras de internet. Las redes comunitarias reflejan los avances de plataformas alternativas para que comunidades desatendidas o con escasa cobertura muestren su insatisfacción con la práctica estructural actual que niega su valor para la comunicación.

En 2019, los Principios Feministas para internet inspiraron, dentro del proyecto Conectar lo no conectado de APC, conversaciones acerca de cuál es la infraestructura por la que trabajamos. En varios debates dirigidos a personas individuales y a colectivos involucrados en redes comunitarias, los principios en torno a Acceso, Economía y Gobernanza sirvieron como puntos de reflexión y articulación de algunos de los valores de las comunidades y sus redes. 

El FPI sobre acceso se refiere a lo que expusimos varias de quienes trabajamos sobre género y  brecha digital así como la intersección de la relación pública y la privada con la tecnología, la seguridad y la agencia. Cuestionamos la alfabetización como una barrera, los efectos de los dispositivos compartidos en la vida de las mujeres y qué significa instalar puntos de acceso en un espacio donde las mujeres no pueden estar físicamente debido a preocupaciones por su seguridad. A algunas mujeres no se les permite usar sus propios equipos mientras que otras no pueden asistir a talleres porque se les imponen límites para salir. ¿Cómo podemos tomar en cuenta todas las especificidades de nuestros espacios y tiempos para garantizar la accesibilidad?¿Qué significa el acceso si al mismo tiempo no hay acceso a la seguridad? Cuando construimos una red deberíamos diseñar redes que garanticen que las mujeres estén lo suficientemente seguras como para reunirse en los puntos de conectividad. Esto también significa la necesidad de salvaguardar y proteger la privacidad de nuestros datos. Las conversaciones nos permitieron pensar el acceso en términos de lo que atrae a las mujeres a la red: ¿qué contenidos son relevantes para las comunidades con las que trabajamos y de qué manera el propósito influye sobre la usabilidad? ¿Cómo podemos referirnos al acceso de forma que apele a lo que para nosotras es significativo?

¿Qué significa el acceso si al mismo tiempo no hay acceso a la seguridad?

¿Y cómo podemos reunir el acceso con una economía justa mediante una conectividad con propósito?

En economía intercambiamos modelos únicos y singulares que no son trasladables pero apuntan a armonizar la tecnología y los recursos naturales. ¿Cuáles son los modelos comunes de los que estamos aprendiendo e inspiran nuestra comprensión de nosotras mismas y de nuestros sistemas de distribución? Mientras los actuales modelos económicos en el mundo fracasan, ¿cuál es el potencial de una economía colectiva sustentable para iniciar y proveer longevidad a una red comunitaria, que a su vez puede brindar independencia económica y sostén para las comunidades? 

Dirigimos una mirada a qué sistemas imaginamos crear, para que sean sustentables y protejan la tierra. ¿Cómo podemos volver al conocimiento ancestral de cuidar la tierra y de cuidarnos unas a otras mediante economías circulares donde aprendemos a confiar y compartir? ¿Cómo podemos compartir y desmantelar el desequilibrio de poder de género cuando la tecnología ha estado largamente dominada por los hombres? ¿Cuáles son los modelos de gobernanza y cómo interactúan con los modelos económicos que se intentan adaptar a las necesidades de sus comunidades?

La gobernanza nos permitió cuestionar constantemente quién está y quién no está en la sala cuándo se toman las decisiones acerca de los puntos de acceso, el propósito y la usabilidad de la conectividad.

Las redes comunitarias nos invitan a cuestionar y no dar por sentado que algunas de nosotras tenemos el poder de gobernar infraestructura. ¿Cómo podemos garantizar acceso y control y diseñar la infraestructura, todo al mismo tiempo? ¿Qué forma puede adoptar una infraestructura autónoma para mujeres que trabajan y al mismo tiempo son madres, cuidadoras y buscadoras de sueños? ¿Cómo pueden las redes comunitarias responder y recuperar el deseo de las mujeres de ser agentes independientes en sus elecciones? ¿Cómo pueden las comunidades desarrollar tecnologías que reflejen sus propios valores y prioridades? ¿Cómo pueden las comunidades, mediante la infraestructura, obtener agencia sobre diversos aspectos de sus vidas? 

Conclusión

Las redes comunitarias han ganado popularidad en años recientes, con comunidades que intentan y requieren conectarse a la red, otras que se conectan con recursos y aún otras que las utilizan para emitir contenidos que les resultan valiosos. ¿Cuáles son los valores que integran las redes comunitarias, qué queremos decir con acceso y cómo podemos comprometernos con una economía que cuestiona el lucro y los sistemas extractivos? Mientras nos involucramos con mujeres que asumen el rol de organizadoras y articuladoras de la comunidad, diseñadoras de políticas e ingenieras, ¿cómo puede un cuerpo colectivo de mujeres diversas recuperar infraestructura con propósito y valor? Reconociendo al mismo tiempo que no es una solución de corto plazo y que los conflictos aparecen. 

¿Cómo podemos pensar en la conectividad como algo más que un fin? ¿Cómo podemos aprender de la resiliencia de nuestras ancestras y ofrecer espacios contenedores a pesar de los obstáculos sistemáticos y estructurales impuestos por los organismos reguladores, que obstaculizan a las comunidades su derecho a acceder a la tierra y el aire?

Trabajar en redes comunitarias nos ha servido a todas nosotras como un recordatorio personal y colectivo de conectarnos como humanas y no como consumidoras. Uno de los pilares de las redes comunitarias reside en sostenernos unas a otras y sostenerse una misma de manera consciente en torno a cómo podemos crear comunidades más armónicas y esperanzadas. Aprendí que las defensoras y facilitadoras de redes comunitarias no mistifican internet, sino que ofrecen a sus comunidades percepciones sobre la naturaleza capitalista y explotadora de la red. También son conscientes de la memoria, la privacidad, el consentimiento, la resistencia y otros principios feministas. Saben que la comunicación es un acto de intercambio. La comunicación es interpretar. La comunicación es un continuum. Las redes comunitarias son espacios a los que algunas de nosotras regresamos para recuperar y reimaginar nuestros paisajes mentales individuales y colectivos. 

Trabajar en redes comunitarias nos ha servido a todas nosotras como un recordatorio personal y colectivo de conectarnos como humanas y no como consumidoras.

Las redes comunitarias también significan jugar bajo un puente, observar a las mujeres mayores que extienden su longevidad y buena salud, son las manos qué acunan a una niña mientras su madre  soluciona sus problemas de conexión, es cubrir la torta de cumpleaños de una niña de 5 años con una chaqueta para que no se moje con la lluvia, es probar varios aromas de café. 

Las redes comunitarias me recuerdan que el feminismo es personal y es colectivo. 

Esta edición devuelve la conversación a sus raíces. A la esencia de por qué deseamos conectarnos. Arroja luz sobre quiénes son las no conectadas y disipa el mito de las personas sin cobertura como impotentes y necesitadas de salvación. Devuelve el poder a las interminables posibilidades creativas de las comunidades autodeterminadas. Nos invita a adquirir una mirada más cercana a las realidades de las mujeres en sus comunidades y sus redes.

Mujeres que guardan el espacio.

Que se reúnen y crean espacio para la libertad.

Mujeres que cuentan y atrapan historias.

Mujeres que hablan en su nombre y el de sus comunidades.

Mujeres que diseñan, construyen y mantienen redes.

Las que le hablan a las comunidades.

Las que dan un paso al frente y asumen una responsabilidad y las que permanecen allí, asegurándose de que todas estén bien cuidadas.

Mujeres que crean espacios para que las mujeres se reúnen y compartan lo que llevan en sus días y en sus mentes.

Mujeres que comparten remedios para la resistencia y habilidades herbolarias.

Mujeres que intercambian conocimientos y experiencias y urden y entrelazan sistemas.

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