Viñeta de Cami Camila

Ilustración por Cami Camila.

La cuarentena pone en evidencia muchas cuestiones. Entre ellas los modos en que repercute el encierro en nuestras vidas. En aislamiento experimentamos cambios de ánimo, las ansiedades se exacerban y la incertidumbre nos genera mucho desconcierto.

En GenderIt.org nos refugiamos en la historieta y el cómic feminista para derribar a la pandemia. En esta entrega conversamos con Florencia CollFlorencia Coll es Licenciada en Comunicación Social. Periodista y Magíster en Género y Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Directora de Femiñetas un periódico feminista ilustrado. de Femiñetas y con Cami CamilaCami Camila es historietista y escritora. para conocer las alternativas que nos presenta el humor.

Florencia Flores Iborra: ¿Qué implica apropiarse del cómic desde una perspectiva feminista?

Florencia Coll: Nosotras en Femiñetas queremos disputar sentidos. Femiñetas nace como un periódico colectivo y autogestionado feminista e ilustrado. Es un diario en colores y en viñetas que intenta dar cuenta de los temas de época que nos atraviesan como mujeres e identidades feminizadas. Con una mirada interseccional  que se expande por varias ciudades del mundo. En todos estos años de trabajo lo que fuimos comprobando es que estamos vivas, que estamos fuertes, que queremos visibilidad. Lo que parece una intuición se transforma en una certeza: hay muchas ilustradoras haciendo cómic, construyendo sus propias narrativas hace mucho tiempo. Autogestionándose, construyendo espacios para la autoedición, vendiendo fanzines, armando ferias, o sea, haciendo lo imposible para poder contar su mirada del mundo. Y de hecho, muchas de ellas, con el auge de las redes sociales, también adquirieron mayor visibilidad en internet. Entonces, me parece que todo este avanzar feminista es un salto cualitativo. Por más que muchas personas, mucho machirulo, está poco interesado en que esto siga creciendo. Esto es imparable y lo comparo, muy a grandes rasgos, con lo que pasa con el porno. Existen pocas opciones de porno, está el porno mainstream. Un porno donde la mujer obviamente está tomada como objeto, donde hay una mirada que está muy lejos de tener una contemplación sobre el deseo de la mujer o de las disidencias. Se trata de un mercado enorme que mueve millones y millones. Bueno, con el cómic pasa más o menos lo mismo en relación a aquél, salvo que hay muchas cosas buenas hechas por varones. Pero claro, nosotras tenemos muy poca visibilidad. Yo vengo de una generación donde en nuestra infancia, salvo la Mujer Maravilla, todas las intervenciones de cómics eran de varones y en algún punto lo siguen siendo. Sin embargo, ahora hay muchísimas más posibilidades, básicamente porque hay una narrativa propia. Y esta nueva narrativa tiene que ver con una mirada. Tiene que ver con un posicionamiento y no necesariamente tiene que ser un cómic activista ligado a que si o si tenés que hablar de determinados temas. No, tiene que ver con otra perspectiva. Y por eso hago la comparación con el porno. En el cómic existen posibilidades de narrar de otro modo, de otra manera. Y no es igual. Por eso también es interesante poner sobre la mesa la construcción de la narrativa, la mirada, el qué contar. Lo estamos viendo también con las series de televisión. Te das cuenta que hay otra narrativa, que hay otros puntos de vista a destacar que después estarán en les, las y los lectores, en notar justamente este nuevo modo de contar el mundo. Hay algo que se está modificando en la construcción del lenguaje tanto audiovisual, gráfico y literario. En definitiva, el aporte es incalculable. Mientras haya alguien del otro lado, el impacto es imparable. 

Lo que parece una intuición se transforma en una certeza: hay muchas ilustradoras haciendo cómic, construyendo sus propias narrativas hace mucho tiempo. Autogestionándose, construyendo espacios para la autoedición, vendiendo fanzines, armando ferias, o sea, haciendo lo imposible para poder contar su mirada del mundo.

Y si se trata de generar otras formas de contar el mundo, el espacio digital es el aliado número uno. Un escenario concreto para incursionar en nuevos relatos. Una manera de potencializar nuevos discursos. Así surgió Cami Camila, una escritora que devino en historietista y que desde su pluma reflexiona sobre cómo resistir a la crisis sanitaria.

FFI: ¿Cómo afecta el encierro a la creatividad?

Cami Camila: El impacto es grande, sobre todo en las temáticas. Cuando empezó la cuarentena el cuadro de situación era muy incierto. Ahora, mal o bien, nos hemos acostumbrado. Estamos menos sensibles si se quiere, en el sentido de que en el humor siempre hay un límite entre lo que está bien decir y lo qué no. Sobre qué se hace humor y sobre qué no. Que es algo en lo que yo reflexioné un montón en estos cinco años de Cami Camila y fui mutando un montón y creo que evolucionando para bien, es decir, usar el humor como una herramienta, para comunicar valores y creencias, justamente encontrando estos espacios que en otros lados tal vez no se dan. Ni hablar de la agenda feminista. Entonces me parece que en la pandemia hubo, a medida que fue pasando el tiempo, como un poco más de apertura sobre lo que es hacer humor sobre las cuestiones que nos atraviesan con el Coronavirus. Sin embargo, no deja de ser un tema sensible. Porque uno puede hacer humor, por supuesto, sobre estar encerrado y sobre el embole que nos presenta esta situación, o sobre extrañar a los afectos. Pero por otra parte, hay gente que está muriendo y hay gente que está perdiendo familiares. Hay gente que lo está pasando realmente mal económicamente. Entonces ahí hay una contradicción muy fuerte que yo misma, como historietista, tengo cotidianamente. ¿Hasta dónde hacer humor? Y ¿sobre qué hacer humor con la pandemia? Seguramente esto le debe estar inquietando a todos los artistas que estén haciendo algo relacionado con el tema. Por otro lado, otro tópico muy abordado es el de la nostalgia. Hay mucha añoranza al pasado que dejamos pre-pandemia. Te diría que estos son los dos temas que yo veo muy reiterados, y tiene sentido porque son las cuestiones que nos toca vivir, lo que estamos transitando, y que nos pesa como la falta del encuentro. Creo que esto es lo que más cambió en cuanto a los contenidos. 

¿Hasta dónde hacer humor? Y ¿sobre qué hacer humor con la pandemia?

FFI: ¿Cómo viralizar mensajes feministas en este contexto? ¿Cuál es la clave?

CC: Eso se genera solamente desde la empatía. Para mí el humor es la máxima herramienta de la vida para sobrellevar cualquier cosa, para vivir mejor y para ser un poco más feliz. Y para mí la historieta, sin dudas, es una herramienta para llegar a quienes todavía tal vez no han tenido un acercamiento con el feminismo, especialmente desde la empatía y desde la deconstrucción, es decir, no desde un lugar de yo tengo la verdad revelada y esto es lo que vos tenés que pensar. Por qué a veces, aunque aunque sí sea correcto el mensaje, yo no siento que genere empatía en alguien que tal vez todavía no abrió la cabeza en ese punto. Que todavía no se acercó al feminismo o que no problematiza internamente algunas cuestiones. Entonces, poder humanizar a las feministas, en el sentido de poder decir "Che, qué bronca esta contradicción.” Porque yo me siento súper feminista y sin embargo, todavía tengo este pensamiento que es re machista. O el otro día dije una puteada y hablé hace poquito de la deconstrucción de las puteadas, de qué difícil es el tema. ¡Cuántas malas palabras tenemos tan apropiadas en nuestra vida, en nuestro lenguaje cotidiano! Y es muy difícil porque cuando te ponés a pensar realmente el origen, decís esto es una bestialidad. Es terrible, súper machista. No coincido con nada y lo estoy diciendo casi todos los días. Entonces, poder hacer humor en esas temáticas más cotidianas y tal vez ir desde lo chiquito a lo grande, me parece que ese es el hallazgo y la oportunidad de acercar tal vez a otras mujeres a que se sumen a nosotras. 

Para mí la historieta es una herramienta para llegar a quienes todavía tal vez no han tenido un acercamiento con el feminismo, especialmente desde la empatía y desde la deconstrucción, es decir, no desde un lugar de yo tengo la verdad revelada y esto es lo que vos tenés que pensar.

FFI: ¿Qué diría Mafalda de esta pandemia?

CC: Ah, ¿qué diría? Seguramente algo mucho más inteligente de lo que yo te voy a decir ahora. Yo creo que Mafalda hablaría de la grieta. Sin dudas. De esta grieta que crece en situaciones de crisis económicas. Seguramente haría humor sobre los cacerolazos y las cosas que nos indignan. Cuando te asomas al balcón y decís: "Mira por lo que estás o caceroleando mientras hay gente que pasa hambre." Yo creo que Quino hablaría a través de Mafalda sobre la falta de solidaridad de estos tiempos. Porque hay gente que se está quejando de cosas que no podés entender. Me parece que la reflexión de Mafalda iría por ese lado. Por tratar de problematizar, a partir del humor, sobre los males que tenemos como sociedad.

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Crear nuevas narrativas, contar otras historias. Apelar a la risa. Disputar sentidos. Revolucionar el mundo en las calles y en la red. Sea cuál sea su origen, el humor nos permite sobrevivir a tanta adversidad. Nos ayuda a contar otras formas posibles de habitar el mundo. 

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Si te interesó este artículo no dejes de escuchar Intersecciones, el podcast tecnopolítico de GenderIT.org. Un espacio sonoro donde se cruzan los efectos de la pandemia en los derechos digitales, desde una perspectiva feminista.

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