Afiche anti-educación sexual en las escuelas en Brasil

Últimamente empezó a resonar en los medios de comunicación y redes sociales este concepto nuevo. Parece algo perverso a lo que hay que oponerse, porque busca “adoctrinar” desde las infancias… Pero, ¿qué es?

Bueno, resulta que si nos ponemos a buscar, en realidad es un término sin ningún fundamento sociológico, ni es aceptado por los organismos internacionales, y ni siquiera está completamente definido. Vendría a ser como “todo lo que combata el orden establecido de las cosas en cuanto a sexualidad y roles de género”.

Quienes utilizan y difunden este término son grupos reaccionarios que se dedican a desinformar a la sociedad y a intentar mantener un statu quo que, ya entrado el siglo XXI, queda bastante anticuado.

Hace un par de décadas, el gran debate que predominaba en la sociedad era “divorcio sí” o “divorcio no”. Si nos ponemos a investigar, resulta que quienes se oponían a este derecho lo hacían con prácticamente los mismos argumentos que utilizan ahora para oponerse a esta supuesta “ideología de género”: que se va a terminar la “familia tradicional”, que “desmoraliza” a la sociedad, que perjudica el crecimiento de lxs niñxs… etc…

Así como el divorcio no desmoralizó a nadie, sino que se legalizó una situación existente en las familias desde hacía mucho tiempo, hablar de diversidad sexual y equidad de género no va a desvirtuar ninguna vida, sino que simplemente la sociedad va a empezar a normalizar personas y situaciones completamente comunes.

Si hablando de homosexualidad se “homosexualizara” a la población, ¿cómo puede ser que nazcan niñxs gay en familias heterosexuales y homofóbicas? No se puede “homosexualizar” a nadie, porque la orientación sexual no es algo que se elija (¿quién elegiría exponerse a tanto odio?), sino que es intrínseco de cada persona. Y sí, es natural, porque sino no existiría.

El concepto que tenemos de “naturalidad” no proviene de la biología, sino de la teología cristiana. Esta idea de que lo que no fue creado con determinado fin no está bien es claramente moral religiosa. Con ese argumento, la religión históricamente se ha ocupado de discriminar y violentar todo lo que considera incorrecto.

Y más allá de que los sectores que hablan y se oponen a esta supuesta “ideología de género” provienen, en gran medida, de las iglesias Católica y evangélicas, los mismos procuran esconder su discurso moral disfrazándolo de biología y ciencia.

Apelar sólo a la biología para explicar al ser humano es como intentar comprender qué es la moneda desde la química inorgánica. Sí, tenemos un gran componente biológico, pero también somos seres sociales y culturales, con capacidad de razonar, empatizar y crear. Por algo existen la antropología, la psicología y la sociología, además de la biología, como disciplinas que nos estudian.

Así como el divorcio no desmoralizó a nadie, sino que se legalizó una situación existente en las familias desde hacía mucho tiempo, hablar de diversidad sexual y equidad de género no va a desvirtuar ninguna vida

Respeto a la identidad, rechazando el discurso de odio

Llaman “ideología de género” a lo que desde las ciencias sociales y los organismos internacionales entendemos como respeto a la vida privada y a la identidad de cada persona, no discriminación por género, educar para que se terminen las violaciones y femicidios, empezar a tener relaciones sanas, cuestionar el por qué de determinados funcionamientos de la sociedad y luchar para revertir las injusticias.

Es cierto que aceptar que la sociedad está transformándose no es fácil, pero eso no significa que haya que retomar la educación del pasado para que “estemos mejor”. Si vamos al caso, en el pasado las mujeres no podíamos ni opinar ni recibir educación formal o votar, a las personas no cisheterosexuales se las encarcelaba -cosa que al día de hoy todavía sucede en algunos países, e incluso está bien visto asesinarlas-, la discriminación por raza era moneda corriente, y las personas casadas y separadas eran excluidas de sus círculos sociales, por nombrar sólo algunos ejemplos de comportamientos “normales” en otras épocas no tan lejanas.

Lo que esconde el término “ideología de género” es, en realidad, un discurso de odio: homofobia, lesbofobia, bifobia, transfobia, machismo, misoginia y transmisoginia. Nada que se salga de la norma impuesta por la tradición es tolerado ni aceptado por esta gente. Por eso patologizan -sin ningún sustento científico- al colectivo LGBT y difaman al feminismo porque rompen con sus estructuras arcaicas.

Karl Popper fue un filósofo austríaco que estudió, entre otras cosas, los totalitarismos. Su paradoja de la tolerancia explica por qué no se puede permitir que, en nombre de la libertad de expresión, las ideas de odio sean consideradas válidas.

Creo que es importante distinguir a la libertad de expresión de una inexistente “libertad de discriminación”. Si lo que proponés violenta a una persona o coloca a un grupo oprimido en una situación de mayor vulnerabilidad, no puede ser aceptado. A la intolerancia no se la debe tolerar.

Llaman “ideología de género” a lo que entendemos como respeto a la vida privada y a la identidad de cada persona, no discriminación por género, educar para que se terminen las violaciones y femicidios, empezar a tener relaciones sanas, cuestionar el por qué de determinados funcionamientos de la sociedad y luchar para revertir las injusticias.

 

Hablemos de adoctrinar…

Quienes se oponen a la supuesta “ideología de género” dicen que lo que no quieren es que “se imponga” esta ideología. Adoctrinar es enseñar a no pensar. Es todo lo contrario a cuestionar. ¿Es posible imponer la libertad?

Si queremos repensar y cambiar el orden establecido de las cosas no podemos simplemente reemplazarlo por otro modelo dado e incuestionable. Queremos que cada persona sea capaz de comprender por qué piensa lo que piensa y cree lo que cree. Y si le gusta, perfecto. Pero si encuentra que hay algo en eso que no le parece bien, que tenga la posibilidad de buscar la mejor alternativa posible, de acuerdo a su propia percepción.

Y lxs niñxs entran dentro de este concepto de persona. Porque lxs niñxs no son propiedad de nadie, sino que son sujetos de derecho, completamente capaces de comprender lo que les rodea y lo que viven. Enseñarle a unx niñx a dudar y a respetar es peligroso únicamente para quien sí quiere adoctrinar. Entonces, ¿quiénes buscan imponer qué a lxs demás?

 

“Derechos Humanos para los humanos derechos”

A otra de las cosas que se oponen fervientemente quienes hablan de “ideología de género” es a los Derechos Humanos. Asumen que las únicas personas a las que se les deberían garantizar derechos básicos y justos son las que se “comportan como corresponde”. Con esto, lo que están diciendo es que ellxs, que hacen las normas o que se adecuan a ellas, son quienes pueden apuntar con el dedo a todxs lxs demás que no siguen sus pautas y, por ese motivo, maltratarlas.

Este pensamiento es, claramente, un intento de vía libre para violentar las libertades. No busca las raíces de los problemas sociales -ni le interesa-, carece por completo de empatía hacia las otras realidades y niega la necesidad de justicia. Crea la idea de que hay un “nosotrxs” que es buenx, opuesto a un “ellxs” que no merecen nada, entonces maltratarlxs está justificado.

Justamente, estas personas que crean las normas son las privilegiadas por la estructura de la sociedad: clases acomodadas económicamente, nacidxs en el mismo país en que residen, con sangre europea y raza caucásica, heterosexuales, cisgénero, con cuerpos hegemónicos, de religión judeocristiana, con carreras empresariales y/o profesionales, entre otras características clásicas de quienes tienen mayor poder en la sociedad.

Y ahí está el quid de la cuestión: Si se le enseña al grueso de la población a cuestionarse las cosas, es imposible que sigan manteniendo el poder de la misma manera en que lo vienen haciendo. Ese miedo a perder el poder es lo que hace que inventen enemigos internos y que se opongan a cualquier idea que pueda mover la balanza hacia un equilibrio. Porque saben que lo que tienen no es justo, pero no están dispuestxs a ceder ni un poco.

Ese miedo a perder el poder es lo que hace que inventen enemigos internos y que se opongan a cualquier idea que pueda mover la balanza hacia un equilibrio. Porque saben que lo que tienen no es justo, pero no están dispuestxs a ceder ni un poco.

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