El lunes 1º de marzo fue el primer día de la reunión de la Comisión sobre la Condición Social y Jurídica de la Mujer que se está desarrollando en Nueva York hasta el 12 de marzo. Recuerdo haber leído un post en el blog de GenderIT.org de mi colega Katerina Fialova, escrito un par de años atrás, en el que contaba cómo mujeres de todo el mundo estaban haciendo cola para entrar en el edificio de Naciones Unidas, y cómo sería interesante hacer un análisis de género de esa fila. Nunca hubiera imaginado que iba a tener la posibilidad de hacerlo yo misma mientras mientras hacía cola por más de ocho horas el primer día de la conferencia. Si, leyeron bien: ocho horas.


Me propuse ser optimista y aprovechar esta oportunidad para charlar con las mujeres que estaban cerca de mí en la fila. Había mucha solidaridad, todas estábamos dispuestas a guardar el lugar de la otra para que fueran a buscar café o un sandwich o ir al baño. Conocí un par de mujeres de Estados Unidos, que eran ministras de la Iglesia Científica, y me contaron sobre su religión y sus experiencias como sacerdotes (aparentemente no tienen que pelear por un lugar como mujeres, ya que su credo es bastante abierto). Mientras hablaba con ellas otra mujer norteamericana se nos acercó. Era una cura católica y nos invitaba a firmar una petición para instar a los sacerdotes de la Iglesia Católica a que ordenen mujeres.


En mi fila había algunas personas de América Latina. Conocí a con una mujer de Puerto Rico, integrante de una red de afrodescendientes. Cuando le dije que era de APC me contó que sus direcciones de correo electrónico eran de uno de nuestros miembros, el Institute for Global Communications. Después le hablé del trabajo que estamos realizando en género y TIC, y ella me contó sobre unos antipremios para medios de comunicación que hicieron en Puerto Rico unos años atrás, los “cerdos de oro”. Se les entregaban a medios sexistas y llamaron mucho la atención en su momento. Algunas mujeres jóvenes de su organización (Feministas en Marcha), me dijo, querían hacerlo de nuevo y había posibilidades dede incorporar los nuevos medios y las TIC.


También hablé con una chica de Honduras que trabajaba como voluntaria en una organización local llamada COFEMUN (www.cofemun.org). Era periodista y me contó sobre las capacitaciones que hacen en asuntos relacionados a la salud sexual y reproductiva y cómo trataron con la violencia en el marco del golpe de estado del año pasado. Además hablé con otra chica de India, que trabaja para ActionAid. Me contó del trabajo que están haciendo en HIV-SIDA en África, desde una perspectiva de políticas (cómo los programas de desarrollo no están tomando en cuenta las necesidades de las mujeres, especialmente la forma en que conciben la violencia contra las mujeres, cuando diseñan los programas de asistencia). También hablé con ellas sobre el trabajo que estamos haciendo (cómo estamos capacitando a mujeres en intercambios feministas de tecnología, cómo estamos haciendo frente a la violencia contra las mujeres en línea, cómo estamos investigando sobre sexualidad y TIC). Mostraron mucho interesés y dijeron: “No se por qué no estamos haciendo eso”.


Mientras todas nosotras, cientos de mujeres, hacíamos fila empecé a seguir lo que pasaba en el panel principal por Twitter. Resulta que de cinco oradores principales, cuatro eran varones. “Podemos evaluar la condición de la mujer en Naciones Unidas aquí, ahora mismo”, escribió mi colega Lalaine Viado.


A las 5 en punto algunas de las mujeres que hacían fila conmigo estaban a punto de llorar. Tuve una mala experiencia con algunas mujeres de Brasil. Estaban obsesionadas con su lugar en la fila y las mujeres que venían y se iban. Una de ellas me dijo: “Esto explica por qué a las mujeres nos va tan mal: somos nuestras peores enemigas”. Otra de ellas tocó mi sweater negro de lana y me dijo: “algunas culturas son simplemente irrespetuosas”. No entendí de qué hablaba hasta que ella dijo que se refería a las personas negras. Estaba demasiado cansada como para decir algo. Me di vuelta y dejé de hablar con ellas.


Si bien quedé exhausta después de todo este día haciendo cola, fue una buena oportunidad para ver dónde estamos paradas (tenemos mucho trabajo con respecto a posicionar las TIC en esta conferencia) y aprender un montón sobre la constitución heterogénea del grupo que participa como “organización no gubernamental” en esta conferencia.

Add new comment

Plain text

  • Lines and paragraphs break automatically.
  • Allowed HTML tags: <br><p>