La respuesta festiva que tuvo inicialmente internet como una suerte de utopía, liberadora y democrática a la vez, se ha ido templando y los y las especialistas y activistas en cuestiones de género cuestionan cada vez más a la red por (in)justicias de género. Buena parte de su trabajo se ha enfocado en el consumo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) según el género o, en otras palabras, qué hacen los hombres y las mujeres con las TIC, y al hacerlo conjugan género y sexualidad.


Karl (2009:46) señala un punto clave: “la producción e intersecciones de identidades sexuales y de género se deben tratar más abiertamente en el campo de la investigación sobre el consume de TIC para evitar la reproducción de supuestos sobre continuidades entre el sexo anatómico y las prácticas de género cuando se habla sobre usos de TIC según el género”. También señala que hay pocos trabajos sobre las identidades no normativas. Y esto a pesar de la cantidad de sitios web de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexo.  


Una encuesta en línea realizada por las revistas Outproud y Oasis, de jóvenes gay, lesbianas, bisexuales y transgénero, considera las identidades no normativas. Dos tercios de los y las encuestadas dijeron que estar en línea les ayudó a aceptar su orientación sexual y muchos/as aseguraron que se dieron a conocer por primera vez en línea (O’Riordan y Phillips 2007). También se dice que esos sitios habilitan a las personas curiosas e indecisas sobre su orientación sexual a fisgonear y escuchar debates que no están presentes en los sitios más “oficiales”, para pensar lo que quieren hacer. Si bien la sexualidad gay está cada vez más presente en la literatura especializada, rara vez aparecen otras identidades no heteronormativas y el transgénero está ciertamente lejos en esa agenda. A la luz de esto, vale la pena analizar esta brecha y para eso estudio el uso de un sitio de transgénero sudafricano en internet, Gender DynamiX (GDX) [1].


Como mi investigación sobre este uso se basa en cuestiones de sexualidad, me centro en una teoría de género que critica el patriarcado como el marco dominante para la construcción de la identidad de género. Dentro del orden de género (Connell 1987) se normalizan y naturalizan tanto una forma particular de fuerte masculinidad, como las formas complementarias de lo femenino, que permiten la existencia de tal masculinidad. Así, al nacer, las personas se insertan en esta sociedad en la que se privilegia la masculinidad predominante y donde macho y hembra, y feminidad y masculinidad se consideran opuestos. La masculinidad predominante es un emblema muy presente – muscular, hirsuta, fuerte, racional, menos comunicativa, activa y con el control. Las feminidades que se enfatizan (en plural) y que complementan esta posición se validan de forma similar – cuerpos sin pelo, debilidad física, emocional, comunicativa y nutriente, pasiva y brindando apoyo.


Los teóricos y teóricas del género establecen una importante distinción entre “sexo” y “género”, según la que el sexo refiere a las características biológicas de macho y hembra, y género se refiere a las maneras sociales y culturales de representar el propio género que la mayoría de las personas adquieren inconcientemente y a través de la práctica (Butler y Salih 2004). Para las personas transgénero, la transición implica el rechazo del sexo biológico o asignado (macho o hembra) y puede incluir el emprendimiento de intervenciones físicas para conseguir la identidad física o sexual opuesta. La transición de género necesaria y acompañante requiere la adquisición de los códigos de las prácticas asociadas al ser masculino o femenino. En otras palabras, tienen un desafío particular que les exige trabajar contra los roles de género prescritos para su sexo, a los que se tuvieron que acostumbrar durante varias décadas, en algunos casos, y adoptar otros que se desaprueban para su sexo.


Para hacerlo, tienen que aprender a “representar” su género no solo a través del cuerpo y la vestimenta, sino también mediante gestos, maneras de hablar – tanto en cuanto a expresiones, como en cuanto al tono y las inflexiones de la voz – y maneras de estar en el mundo. Se requiere práctica o ensayo constante (del mismo modo en que todos y todas nos vamos volviendo más representantes de un género desde el nacimiento) y para muchos y muchas que, en sus propios términos, son “cautelosos”, también hace falta lugares privados y seguros para hacerlo. Internet es potencialmente uno de esos espacios que habilitan a las personas a ser anónimas y tener control sobre el modo en que se quieren presentar en cualquier etapa. Una persona transgénero dijo en la entrevista que internet era para ella “literalmente, un salvavidas”. Si bien lo que sigue es descriptivo, soy conciente de que es fácil leerlo como un conjunto más de narrativas. Pero, para muchas personas transgénero, la vida está cargada de rechazo social y comentarios moralizantes por parte de quienes consideran que el sexo y el género son algo dispuesto por la divinidad y les parece sospechosa, o incluso inmoral, o indefendible, toda intervención en esa área.


No puede sorprender que GDX fuera el sitio de mi investigación, ya que los miembros de la comunidad trans de Sudáfrica que tienen acceso a internet no son tantos, de modo que hay un número bastante pequeño de personas registradas. Además, de los poco más de 1000 miembros, son relativamente pocos los que cuelgan sus comentarios en el sitio. GDX se autoidentifica como una organización de derechos humanos que promueve “la libertad de expresión de la identidad de género” y defiende activamente “los derechos de las personas transgénero, transexuales y las no conformes con el género”. El objetivo es proveer recursos y apoyo a las personas trans, a sus parejas y familias, además de a los empleadores y empleadoras, y al público en general.


Mi investigación se centra en cómo usan este sitio las personas transgénero, tanto de hombre a mujer (MTF), como de mujer a hombre (FTM). Realicé un análisis crítico de texto de varias series de artículos durante un período de tres meses y medio (9 de octubre de 2009 a 21 de enero de 2010) con el fin de estudiar modelos y clasificarlos por temas. Me centro aquí específicamente en dos foros comunitarios, Girl Talk y Boy Talk, creados específicamente para grupos de MTF y FTM. Como analicé Boy Talk y Girl Talk separadamente aunque usando categorías similares pero no idénticas, fue posible identificar similitudes y también diferencias muy notorias entre ambos foros comunitarios tan diversos.


 

Análisis de Boy Talk


A pesar de tener un número mucho mayor de miembros, los envíos recolectados presentan 25 series con 20 remitentes activos. Algunos temas en particular fueron recurrentes en las series y por lo tanto indican ciertas inquietudes. Más de la mitad (14, o 56% del total) trataban sobre diversas etapas de la transición física hacia hombre y tres series (12%) se referían al apoyo, ya fuera en forma de reuniones cara a cara, o sugerencias de links en la web. Dos textos eran sobre sexo y orientación sexual, uno se centraba en el registro de cambio de nombre y de sexo, otro reflexionaba sobre el tatuaje como rito de pasaje al comenzar a tomar testosterona – o “T” en la jerga – y dos textos eran de una persona ajena solicitando el envío de artículos.


Debido a la complejidad de la transición y el tiempo que lleva, no llama la atención que sean esos temas, precisamente, los planteados en las series mencionadas. Dos eran preguntas y el diálogo consiguiente de consejeros y medicos a favor de trans (la etapa inicial) [2]; cuatro trataban sobre regímenes para la suplementación de testosterona (T) y hormonas, además de costos y disponibilidad; tres se referían a cirugía de “arriba” o “pecho” (mastectomía); tres, sobre la cirugía final (faloplastia), con dos anuncios de cirugía inminente (una en Serbia) y un texto post cirugía incluía un informe sobre las complicaciones surgidas. Dos eran preguntas directas sobre el costo de todo lo mencionado. Luego, más allá del foco en la transición física, un texto se refería a cómo obtener un documento de identidad (ID), marca crucial de la identidad trans.


En perfecta coherencia con la atención brindada a estos hitos, en los casos en que las personas se presentan, los perfiles resaltan la situación y la etapa de transición en la que se encuentran. Ben [3], que colgó una foto como de documento de identidad en su perfil, se presenta primero que nada anunciando la etapa de la transición en la que se encuentra, que es la ingestión de T (testosterona), y con la intención de hacerse una cirugía de pectorales. Explicita su situación. Fred, de manera similar, pone una foto de sí mismo y se describe como alguien que ya hizo la transición y que tiene (“vivo full time con…”) el nombre Fred en su documento de identidad. Mike se presenta como alguien nuevo en el sitio y espera que su documento de identidad contenga su nombre algún día. Brad dice que está esperando para empezar a tomar T y que espera ser derivado a cirugía pectoral a continuación.


Estos logros se reciben de forma claramente celebratoria. Veamos algunas respuestas. Cuando Fred anunció que se había hecho la cirugía de “arriba”, lo saludaron diciendo “¡Impresionante loco!”. Cuando Dave avisó que había fijado la suya, los miembros aplaudieron “Bueno, loco, primero que nada, FELICITACIONES”. Cuando Phil le anunció al grupo que estaba decidido a hacerse la cirugía final o de “falocirugía”, lo felicitaron por la conclusión de su viaje físico con admiración: “Bien hermano”, “Genial”, “Vas a estar tan contento que vas a tener una sonrisa de oreja a oreja”, y un discreto “Buena suerte”. Hay que situar este tono celebratorio en el marco de los considerables obstáculos que tienen que superar las personas, lo que no se trasluce en Boy Talk pero está siempre presente. Brad habla sobre la realidad de ser transgénero – trabaja como activista para “concientizar sobre las personas trans y los abucheos que tenemos que soportar”. En otro lado, un miembro declara: “Ojalá que nos ayude a ser aceptados igual que otros grupos “minoritarios” que consiguieron aceptación antes que nosotros”. Matt responde a un envío sobre profesionales medicos intolerantes con las personas trans con consejos muy razonables, pero señala que “este no es un viaje para los que tienen el corazón débil”.


Brad reconoce que la transición es un viaje cuando habla de “ser nuevo en el sitio y estar aprendiendo mucho todos los días. Es el camino que estoy transitando y me voy acercando a donde se supone que esté”. Parte de este viaje consiste en adquirir los códigos adecuados de género, es decir, volverse masculino además de volverse macho. Un aspecto impresionante es el de el lenguaje de género. Veamos las formas de llamarse entre sí que usan los hombres, utilizando con frecuencia palabras que son sinónimo de “hombre”, para señalar que la persona a la que se le habla es hombre y todas las maneras de dirigirse a los demás constituyen marcadores del ser masculino. Esto va desde “hola locos”, “espectacular macho!”, “qué tal guachos”, “ayuden a un hermano”, “bro” (como “broder”), “mantenete en contacto loco”, y “ou” (expresión que se usa en Afrikaans para decir “pibes”). La masculinidad, por lo tanto, se señala repetidamente y se practica de esta manera, lo que sugiere una masculinidad de la calle y también una cálida familiaridad.


Hay otras maneras en las que se indica masculinidad. Cuando Matt sugiere reuniones regulares sus sugerencias, más allá de humorísticas, no son neutras en cuanto al género, sino que son más bien bravuconas – comparar el vello abdominal, hacer una ‘braai’ [4], jugar al pool, quizá "tentarlos con algo porno”. Si esto es de varones, se trata de un indicador de la actuación de conductas y actitudes asociadas a la masculinidad predominante y heterosexual. A esto se suman textos generalmente cortos (cuatro o cinco líneas), factuales y menos emotivos, o personales, que los de Girl Talk.


 

Girl talk


No solo había más series de Girl Talk (29), sino que también había más miembros escribiendo (26, contra los 20 de Boy Talk). Sin embargo, aunque los artículos eran diferentes en varios sentidos a los de Boy Talk, existen similitudes claves en cuanto a la importancia central que se le da al ir alcanzando los hitos de la transición. Del total de textos, 20 priorizan el proceso de feminización física. Tres eran preguntas sobre endocrinólogos/as y cirujanos/as. La mayor categoría – seis de los artículos (21% de los mismos)- estaban centrados en la cuestión de las hormonas (estrógeno y progesterona) y el consecuente y deseado desarrollo de los pechos. Otros cuatro se referían a la eliminación de pelo y, en esos, lo más importante era el vello facial. Había tres informes de apoyo sobre cirugías para la asignación de un nuevo género que generaban miedo y dolor: dos trataban sobre cirugía para feminizar el rostro, y los otros dos estaban centrados en el proceso de feminización en base a hormonas y post quirúrgico. Además de la transición física, tres artículos trataban sobre vestimenta y zapatos para mujeres, y por ende, sobre las expectativa socioculturales del ser femenino. Uno tenía que ver con ocultar el bulto de los genitales masculinos, y el equilibrio se vinculaba de varias maneras con el transgénero. Igual que en Boy Talk, los desafíos de ser transgénero no son el centro de los diversos envíos, sino algo que se señala incidentalmente, como en el reconocimiento de que “es inevitable que haya algunos intolerantes”. El problema no se limita a la existencia de intolerancia, sino que se genera a partir de diversas actitudes, como dice Cary. Su madre “es negadora” y “la religión tiene mucho que ver” en la negativa de su madre a aceptar la posición de la hija. La madre de otro miembro “flipó” y Lynnie señala que el cambio de sexo “definitivamente, no es algo para mariquitas”.


Mientras Boy Talk presentaba un enfoque abiertamente celebratorio, en el que se podía imaginar a los miembros dándose palmadas de aprobación en la espalda al ir alcanzando cada etapa, en Girl Talk las cosas no son tan así. Sólo en dos ocasiones hay felicitaciones para miembros que anuncian el inicio de la ingestión de hormonas, o una cirugía. Sin embargo, el apoyo y la empatía son evidentes, y se puede aducir que se basan en códigos de conducta típicamente femeninos. A diferencia de las comunicaciones más truncas de Boy Talk, los textos de Girl Talk son largos y describen, comentan sus progresos trans, además de articular detalladamente las inquietudes y malas experiencias. Se ofrece abundante consuelo y asesoramiento en relación a las experiencias personales de los miembros. Se puede tomar como ejemplo una serie. Cary escribe sobre la posibilidad de empezar a tomar hormonas. Habla sobre su estado emocional: está “tan asustada, que parece que el miedo supera al entusiasmo”. Se pasa “pensando en todas las complicaciones que se avecinan”.


"¿Qué voy a hacer con el trabajo, qué van a pensar todos/as de mí, cómo le voy a decir a mi mama, qué va a decir mi hermana, tendré la voz entrenada para ese entonces? Y etc, etc. Diablos, me preocupa incluso lo que van a pensar los guardias de seguridad que hay en la entrada de mi edificio.”


A pesar de tener esas preocupaciones, Cary expresa su determinación siguiendo un flujo de conciencia:


"Sé que puedo hacerlo y sé que está bien, solo me siguen viniendo estos pensamientos depresivos como que todo implica tanto esfuerzo y sería más fácil acabar conmigo en lugar de seguir con la vida, no voy a rendirme a esos pensamientos tampoco”.


Luego de expresar sus temores y otros sentimientos, pide consejos concretos sobre cambios hormonales y entrenamiento de la voz. Maggie, cuyo primer artículo tenía 36 líneas, responde largamente (58 líneas), Cary sigue con más optimismo (38 líneas), pero identifica dificultades concretas en relación a la aceptación en el trabajo y en casa, entonces Maggie ofrece guía nuevamente, con toda generosidad (35 líneas), y hay dos expresiones más de apoyo.


Las maneras de llamarse entre sí son bien diferentes al “pibe” de Boy Talk y son coherentes con los códigos femeninos de conducta establecidos bajo el patriarcado. En el intercambio al que nos referimos antes, Maggie le dice “divi” dos veces a Cary. A veces, se le dice “nena”, o “dulce” a un miembro. Esto marca una tendencia a nombrar a las mujeres como algo suave, dulce y pequeño, una suerte de azúcar o especia. Algunos artículos terminan con el afectivo “un beso”, cosa que, otra vez, está ausente en Boy Talk. Por tanto, en Girl Talk se articula cierta forma de familiaridad y afecto que integra las convenciones del orden dominante de género. Esto fue evidente también en los aspectos que identifiqué, como las prácticas comunicativas de ofrecer explicaciones muy elaboradas y una apertura fácil, así como la facilidad para expresar emociones, desde el miedo, hasta el regocijo.


Además, hay algo de conversación de chicas sobre aspectos de la apariencia femenina, como la separación entre los pechos, la eliminación de pelo en el cuerpo, maquillaje y vestimenta. Poder formular preguntas sobre ropa, maquillaje y entrenamiento de la voz es muy importante para estas personas. Uno de los consejos, consistente en mirar a las mujeres que las rodean y leer revistas de moda, también es un indicador del proceso de aprendizaje en el que todas se involucran, actuando el género que eligieron y para el que sus infancias y adolescencias no las prepararon.


 

Conclusión


Este breve recuento de algunas tendencias de Girl y Boy Talk subraya las inquietudes que unen a la comunidad transgénero. Es notorio que lo central son los desafíos y las etapas de la transición (es decir, del cambio de sexo). Para las personas transgénero, el sentido de ser hembra o macho reside en el cuerpo en primera instancia (y no solamente en la apariencia superficial y la vestimenta, como en la vestimenta cruzada) – de ahí la necesidad de intervenciones médicas y quirúrgicas. El cuerpo es así el objeto sine qua non de la masculinidad, o la feminidad. En los hombres trans, lo que se celebra es el logro de la hombría física, porque significa alcanzar la corporalidad que subyace a la masculinidad hegemónica. En las mujeres trans, las ansiedades en torno de la apariencia física femenina reflejan inquietudes más generales que afectan a todas las mujeres a la hora de definirse como femeninas, nuevamente, en relación a la masculinidad hegemónica.


Además, los aspectos relativos al género se ensayan. Los estilos comunicativos del hablar, los intereses y las prácticas son explícitamente masculinos en Boy Talk y femeninos en Girl Talk. Para mí, que soy foránea, esto es impactante precisamente porque va contra su socialización, que los/as adiestró también en otras cosas, más allá del género. Por eso, sería razonable pensar que estas viejas maneras de ser de un género u otro estuvieran más establecidas y fueran más evidentes. Tal como suponía, las personas transgénero entrevistadas sienten que les viene naturalmente, ya que son esencialmente del otro sexo, o se lo atribuyen a las hormonas. Al contrario, y siguiendo con la conceptualización del género como algo que se construye socialmente, yo sostengo que uno de los problemas de las personas trans es, precisamente, aprender a representar el género que desean tener.


GDX habilita todo esto. Habilita a las personas trans a ensayar y actuar la identidad de género que eligen. Sirve como esfera pública particular para una comunidad específica cuyos miembros asumen una posición no heteronormativa y en la que el poder patriarcal y las relaciones de género se negocian de diversas maneras. Si bien se trata de un espacio no heteronormativo en cuanto a que las personas rechazan el sexo y género que se les asignaron, también es paradójicamente un espacio donde se actúan las convenciones y códigos que se practican en los grupos heterosexuales. Por eso, si bien está diseñado para servir los intereses de “personas que no se conforman con su género” asignado, no necesariamente constituye un desafío a los valores, los códigos de práctica del patriarcado. Así, la relación de esta comunidad trans con el orden de género predominante es multifacético, matizada y variable. La exploración y realización de sus identidades elegidas es tan compleja y complicada para quienes envían textos, como para quienes se mantienen ocultos/as y reflexionan. En base a este análisis (y esto se confirmó en las entrevistas subsiguientes), yo sostengo que los sitios GDX y trans que hay en internet brindan, en general, un espacio crítico para enterarse de las inquietudes principales de las personas trans, para ofrecer apoyo y consuelo, y para evaluar los riesgos que pueden correr. Por esas razones, tenemos que estar alertas, para que los pedidos de censura y vigilancia no terminen en regulaciones que restrinjan las libertades de expresión que prevemos en nuestras democracias.


                  


Jeanne Prinsloo


Referencias


Butler, J. & Salih, S., 2004.  The Judith Butler Reader.  Oxford: Blackwell Publishing Ltd.


Connell, R. (1987). Gender and power. Cambridge: Polity Press.


Karl, I. (2007). On-/offline: Gender, sexuality and the techno-politics of everyday life. In K. O'Riordan & D. J. Phillips (Eds.), Queer online. Media technology & sexuality (pp. 45-64). New York: Peter Lang.


O'Riordan, K., & Phillips, D. J. (2007). Introduction. En Queer online. Media technology & sexuality (pp. 1-12). New York: Peter Lang.


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[1] www.genderdynamix.co.za


[2] Toda transición requiere apoyo terapéutico antes de entrar en la primera etapa de tomar hormonas, con el asesoramiento de un/a endocrinólogo/a.


[3] Todos los nombres son ficticios.


[4] Una ‘braai’ es un asado en lengua sudafricana, originalmente Afrikaans.


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