La vigilancia digital es un tipo de violencia específica que ataca la libertad de las mujeres para organizarse, expresarse y manifestar su disidencia, y el intercambio desigual de datos redunda en un mayor control del cuerpo femenino, por lo que es esencial que ellas se apropien de las tecnologías y no solo las usen, también las desarrollen, reflexionó la investigadora argentina-brasilera Graciela Natansohn.


Periodista y comunicadora recibida en la Universidad Nacional de La Plata, Natansohn se especializa en tecnologías digitales de género, tarea que realiza en la Universidad Federal Da Bahia (UFBA) de Brasil, donde coordina el grupo Gig@, especializado en la temática, y dirige una maestría.


“Hay violencias contra las mujeres que no son reconocidas como tales: la vigilancia digital, la violación del derecho a la intimidad y a la privacidad online. Y lo son”, afirmó la profesora.


A modo de ejemplo, detalló que “si bajás una linterna al celular necesitás que tenga acceso a la lente, a la cámara y nada más, pero te pide localización, contacto telefónico, acceso a las fotografías, porque así venden datos. Es una violencia contra las mujeres y toda la ciudadanía”.


La especialista, junto con la periodista argentina Florencia Goldsman -que realiza una maestría en la UFBA bajo la dirección de Natansohn-, está indagando sobre violencia contra las mujeres en la red, vigilancia y derecho a la privacidad.


“Con Florencia entramos en Google Play y encontramos cientos de aplicaciones que controlan los cuerpos de las mujeres. No sabemos a quién son vendidos esos datos. Estas apps en español vigilan la menstruación, la ovulación, el peso, los centímetros de distintas partes del cuerpo… eso es poder total”, analizó.


Encontramos cientos de aplicaciones que controlan los cuerpos de las mujeres. No sabemos a quién son vendidos esos datos. Estas apps nos vigilan


Ante esta realidad, la profesional consideró que el big data “puede ser muy bueno. La recopilación de información no es mala, lo malo es recopilarla invadiendo la privacidad. Esa información tiene que estar a nuestro servicio, ser capturada por medios legales y transparentes”.


Y como “la información es poder, el tema es quién se queda con ella. Usar los datos a nuestro favor es saber procesar esa información, tener elementos para capturarla, que no sean los mismos instrumentos que ya se usan, que sean transparentes, accesibles, usando software libre y herramientas mejorables que nos permitan saber qué hacemos, qué pensamos y hacia donde vamos”.


Natansohn comenzó en 2010 a investigar sobre tecnologías digitales y género, y reconoció que en ese momento se sentía “muy sola”. “Publicamos el primer libro en 2013 (Internet en código femenino. Teorías y prácticas) y el primer artículo lo titulé “Qué tiene que ver la tecnología digital con el género” porque había que explicar mucho. Hoy no hay que explicar todo el tiempo. Somos cada vez mas”, sostuvo.


Para ella “es necesario entender que las violencias hacia las mujeres nos interpelan para que nos empoderemos, y no se trata sólo de usar Internet para gritar nuestras reinvindicaciones. Empoderar es entender lo que está en juego cuando usamos la tecnología, no es sólo saber usarla, hay que entender qué está implícito en esos usos”.


Recordó que en 2010 le preocupaba que el movimiento feminista “sólo discutiera los contenidos online, ahora ya estamos en otra instancia. Por ejemplo, ya estamos más concientes de la necesidad de aprender códigos de programación, como lo hace un fuerte movimiento feminista negro en Brasil. Estamos entrando en una nueva etapa 3.0 del feminismo”.


Empoderar es entender lo que está en juego cuando usamos la tecnología, no es sólo saber usarla, hay que entender qué está implícito en esos usos


Junto a su equipo, la profesional está escrutando “de qué manera el movimiento feminista latinoamericano está iniciando una apropiación de la tecnología digital que vaya más allá de los meros usos, que discuta la propia naturaleza de los sistemas tecnológicos, esto es, qué permite, qué no, qué podemos hacer… las capas más profundas de Internet, no sólo la superior de intercambios y contenidos. Vamos por la discusión tecnológica más profunda”.


Natansohn es impulsora de “avanzar en la soberanía tecnológica construyendo redes autónomas, libres, que nos protejan y no que nos expongan. Allí aparecen las mujeres hacker que desarrollan tecnologías, tan importantes ellas”.


Avanzar en la soberanía tecnológica construyendo redes autónomas, libres, que nos protejan y no que nos expongan


La investigadora entiende la soberanśa tecnológica “en términos de infraestructura y en saber producir apps, programas, transformar la tecnología, manipular hardware, software libre… y sigue”, sonrír esta apasionada del trabajo colaborativo, de revisar las tecnologías, pero también de entenderlas y usarlas como una aporte más para frenar las violencias de género.


“Ahora, las mujeres tejemos con fibra óptica”, cerró la charla, y recomendó: “Usá la frase para titular. Está buena, ¿no?”.


Publicado en: https://kbz.red/

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