A mediados de 2005, el equipo europeo del PARM de APC asumió una tarea enorme: insuflar la conciencia de género en una conferencia regional cuyo foco era el uso de internet en las administraciones públicas. La conferencia anual sobre gobierno electrónico que se realiza en República Checa celebró su noveno año de existencia en 2006. Sin embargo, por primera vez en su historia, la agenda incluyó el tema de la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres. Lo que sigue es el relato de Katerina Fialova – activista por los derechos de las mujeres- sobre su experiencia como participante y coorganizadora de un panel sobre género y TIC en la reunión de este año, realizada en abril.


La mayoría de los y las participantes de la conferencia sobre gobierno electrónico de este año fueron representantes de la administración pública de República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia. Dada la novedad del tema y el perfil del público, el PARM de APC en Europa decidió organizar un panel titulado “TIC e igualdad de oportunidades para hombres y mujeres”. Nos pareció que así se generaría un espacio para que diversos actores claves, tanto locales como regionales, presentaran su punto de vista sobre temas de género en el gobierno electrónico.


¿Qué le ofrece el gobierno electrónico a las mujeres?


Como el gobierno electrónico era un tema bastante nuevo para mí, empecé a prepararme para la conferencia conversando con mi madre. Ella tiene más de 55 años, vive en una pequeña ciudad y trabaja en la administración pública desde hace muchos años. Como es una funcionaria que no ocupa un cargo alto y sin embargo, tiene un papel clave en la aplicación práctica de ideas de gobierno electrónico; y que además es parte de la mayoría del funcionariado (que son mujeres), me pareció que mi madre era la persona perfecta para preguntarle qué significa el gobierno electrónico – como practicante, como encargada de implementarlo y también como ciudadana.


“En este momento, ese tema es una pesadilla para nosotros”, dijo al describir el ambiente laboral de su oficina, “porque las tareas administrativas habituales nos llevan el doble de tiempo o más. Los computadores viejos no tienen capacidad para los requerimientos del nuevo software y a menudo se les cae el sistema. De hecho, hay que archivar todos los documentos dos veces, en forma electrónica y en papel, ya que nadie confía en el nuevo sistema”.


Según mi madre, el principal problema es el bajo nivel de formación técnica del personal para el uso de los nuevos sistemas de información y comunicación. Sólo los/as directores/as están capacitados en el uso del software, y la idea era que ellos/as capacitaran al resto del personal local. Sin embargo, eso no sucedió y en cambio se le entregó a cada uno/a un manual de 200 páginas.


Mi madre se quedó un par de noches en la oficina estudiando el manual por su cuenta. Pero hay mucha otra gente que no se siente cómoda con las nuevas tecnologías y le cuesta aprender por sí misma. Algunas personas no pueden quedarse fuera de su horario, como hizo ella, porque tienen hijos pequeños. La consecuencia es que los y las integrantes del personal están sobrecargados por el aumento de tareas y los nuevos requisitos técnicos –al punto que algunos/as están considerando incluso la posibilidad de dejar su empleo a pesar del alto porcentaje de desempleo que hay en la región.


Solemos pensar en los temas de género respecto del gobierno electrónico solamente desde la perspectiva de los/as usuarios/as. La conversación que tuve con mi madre me hizo ver las cosas de otra manera, así que fui a la conferencia con varias preguntas nuevas en mente:


¿Sería tan alto el costo de capacitar a todo el personal de las oficinas locales como parte de un nuevo sistema de implementación, aun teniendo en cuenta el ahorro que significaría en cuanto a eficacia y recursos humanos? ¿Hay alguna razón sustancial por la cual la formación de todos/as los/as integrantes del personal no se consideró prioritaria? ¿De qué modo incide la predominancia de hombres en los procesos de toma de decisiones políticas, y en el sector de TIC en general, en la eficiencia para responder a las necesidades de las mujeres? ¿Cuáles son las limitaciones? Y, finalmente, ¿cómo pueden beneficiarse las mujeres con servicios de gobierno electrónico que constituyen prioridades básicas de políticas de TIC nacionales –y, casualmente, se financian gracias al pago de impuestos?


El gobierno electrónico puede mejorar la vida de las mujeres, pero es necesario dar los próximos pasos.


El panel del PARM de APC, “TIC e igualdad de oportunidades para hombres y mujeres” mostró que la cuestión de género es un tema importante que es necesario incorporar a la agenda del gobierno electrónico, y ofreció respuestas para algunas preguntas.


El gobierno electrónico tiene diversos impactos en la vida de las mujeres. Tal como lo mencionaron numerosos/as panelistas, las mujeres suelen estar a cargo de la comunicación de las administraciones públicas con los hogares y los servicios de gobierno electrónico pueden implicar una reducción del tiempo de hacer fila frente a la puerta de diferentes secciones. También puede servir para acercar al gobierno a las mujeres y facilitarles el monitoreo de las actividades gubernamentales y el gasto presupuestal de cada localidad, a fin de influir en las decisiones que afectan su vida.


El gobierno electrónico puede permitir que las mujeres gitanas y otros grupos marginados tengan acceso gratuito a servicios e información actualizados, en áreas que las afectan directamente, como la salud o la vivienda.


Por último, las mujeres son bastante numerosas hoy entre el personal de la administración pública y los programas de gobierno electrónico pueden afectarlas negativamente en cuanto a su carga de trabajo, sus condiciones laborales y su posición en el mercado laboral. Por ejemplo, muchas mujeres que integran el personal administrativo en bancos y/o compañías de seguros perdieron su puesto cuando se introdujeron las TIC.


Los y las panelistas brindaron buenas sugerencias en cuanto a los próximos pasos que se podrían dar para garantizar que hombres y mujeres puedan aprovechar al máximo los programas nacionales de gobierno electrónico. La evaluación de las necesidades de información y comunicación de las mujeres, y el apoyo para el trabajo en red y los proyectos en sociedad entre alcaldesas son dos ejemplos muy ilustrativos. Los y las panelistas insistieron en la necesidad de apoyar medidas que permitan el acceso de mujeres pertenecientes a las minorías étnicas a programas de capacitación. Todas estas piezas del puzzle muestran el potencial del gobierno electrónico y van más allá de la alfabetización básica en TIC.


La autora es la cordinadora del portal GenderIT.

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