Más de 500 relatos de supervivencia y resistencia de mujeres y alrededor de 2000 incidentes de violencia contra las mujeres (VCM) haciendo uso de espacios en línea y tecnologías de información y comunicación (TIC) están registrados en el mapa mundial de ¡Dominemos la tecnología!. Cada punto es un testigo silencioso de las situaciones horribles que atravesaron mujeres durante días, semanas e incluso meses hasta que ellas mismas o alguien que sabía lo que ocurría decidieron hablar, denunciar e intentar poner freno a la violencia.


Esta nueva expresión de violencia de género apareció al principio en varias formas sutiles, pero rápidamente creció y se convirtió en ataques abiertos en línea, en revelación directa de información íntima a través de teléfonos celulares o redes sociales, en hacer que fotos y vídeos se vuelvan virales y en la creación de sitios web para vengarse de anteriores parejas mediante la publicación de materiales personales que habían sido cedidos con confianza y sin consentimiento para compartirlos o divulgarlos.


Cuando el Programa de derechos de las mujeres de APC (PDM APC) decidió usar el mapa Ushahidi para recoger información sobre la violencia en línea que soportan muchas mujeres alrededor del mundo, el propósito era reunir evidencias y mostrar cómo las TIC pueden usarse para perpetrar violencia contra las mujeres. PDM APC también quería hacer uso de información para concientizar, y para buscar que las autoridades y propietarios de las plataformas brinden respuestas y soluciones a la VCM en línea y se comprometan con el acceso de las mujeres a la justicia cada vez que enfrentaban esta violencia. También era un objetivo principal trabajar con sobrevivientes, activistas contra la VCM y diseñadores/as de políticas para poner fin a la violencia contra las mujeres en línea.


Análisis de los resultados del mapa


En dos años, desde julio de 2012 hasta julio de 2014, se incorporaron al mapa cerca de 500 casos de denuncia de utilización de TIC y espacios en línea para perpetrar violencia contra las mujeres. La mayoría de las denuncias proviene de países donde el Programa de mujeres de APC y organizaciones asociadas trabajaban en el proyecto Basta de violencia: derechos de las mujeres y seguridad en línea. Formaron parte del proyecto organizaciones en siete países: Paquistán, Filipinas, Bosnia y Herzegovina, México, Colombia, Kenia y República Democrática del Congo. El equipo del Programa de derechos de las mujeres de APC también contribuyó a mapear casos, incluyendo aquellos compartidos por mujeres en talleres, seminarios y eventos donde se debatían problemas de VCM y TIC.


La mayoría de los casos incorporados se publicaron en periódicos locales o nacionales, también en sitios web, y otros casos fueron denunciados en blogs, portales institucionales, informes de activistas contra la VCM y boletines en línea de organizaciones de mujeres. Muchas voluntarias contribuyeron a mapear estos casos y dedicaron su tiempo y conocimiento para ayudar a las sobrevivientes a contar su historia.


Mapa de sobrevivientes


Aunque los casos provienen de países muy diferentes, tienen varias cosas en común. A pesar de todas las diferencias culturales, los datos del mapa sugieren un perfil característico de una mujer que experimenta perjuicios en línea:


- Es más probable que tenga entre 18 y 30 años de edad


- Es probable que la violación sea perpetrada por una persona conocida.


- Es más probable que ocurra en Facebook.


- Es muy probable que consista en una forma de daño emocional.


- Este abuso emocional es probable que se repita.


- Es probable que involucre amenazas de violencia, extorsión emocional o compartir información privada (como fotos) con otras personas.


- La sobreviviente puede actuar para evitar o detener la violación.


- Es más probable que se dirija a la policía para denunciar la violación antes que reportarla en Facebook.


- La policía puede investigar el caso, pero lo más probable es que no lo haga.


Como muestra el siguiente gráfico, la mayoría de los casos denunciados son perpetrados por algún conocido de la persona que experimenta la violación (cerca de 40%), seguido por alguien desconocido (27%) y luego por un grupo de personas (15%). Las violaciones por el estado y proveedores de una plataforma de internet son las menos.




La mayoría de los casos informados comprenden el grupo de entre 18-30 años de edad, seguido por el grupo “menores de 18”, como puede verse en el cuadro siguiente. Juntos, ambos grupos abarcan 74% de la cantidad de casos informados en los que se pudo identificar al perpetrador. También hay denuncias frecuentes del grupo entre 31-45 años (que suma 21% del total de casos denunciados), y la cifra es menor para el grupo de 46 años o más, con sólo 5%.




Hay algunas explicaciones posibles para estos datos, ya que las mujeres menores son las que usan con mayor frecuencia sus teléfonos celulares, redes sociales y espacios en línea para interactuar y relacionarse con sus amistades y conocer nuevas personas. También utilizan asiduamente herramientas en línea, por lo que es más probable que escriban y denuncien su situación cuando las cosas van mal. Es menos probable que el grupo de 45 años o más utilice una herramienta de mapeo en línea para denunciar perjuicios, aunque en general se van convirtiendo en buenas usuarias de internet y herramientas de TIC. Debemos destacar luego que no hay mención de VCM perpetrada contra mujeres mayores. También es posible que el grupo de 60 años o más no sea activo en internet y no esté preparado para usar herramientas en línea para denunciar VCM.


Mapa del tipo de daño sufrido en línea


¿Qué clase de daños enfrentan las mujeres en línea? ¿Son fáciles de confrontar? ¿Son conscientes de que los comportamientos en línea puede ser tan peligrosos como los que ocurren en la vida real? Por ejemplo, estudios recientes en España muestran que la mayoría de los/as adolescentes no considera el acoso en línea como VCM.


El mapa nos muestra que se producen perjuicios reales como resultado de la VCM en línea, y no sólo emocionales, sino también daños físicos que pueden seguir al acoso y hostigamiento en línea.




Como muestra el cuadro de arriba, la mayoría de los casos (33%) se denuncian como “daño emocional”, seguidos por “daño a la reputación” e “invasión de la privacidad” (ambos con 18%), aunque este último es levemente mayor. Con cerca de 11%, “daño físico” resulta alarmantemente elevado, lo que sugiere una utilización de internet como plataforma de comunicación intermedia para violaciones físicas directas, a diferencia de las violaciones que permanecen en línea.


La mayoría de las sobrevivientes que están preparadas para contar su historia, dicen que al principio se quedaron paralizadas por la situación. No sabían qué hacer ni cómo encontrar soluciones rápidas para frenar la VCM y sus consecuencias. Luego del shock inicial, casi todas empezaron a informarse y a luchar contra la situación. Algunas lo hicieron solas, demasiado asustadas o avergonzadas como para contarle a sus amigas y familiares. Otras buscaron ayuda en personas en las que confiaban o denunciaron la situación a las autoridades. Muy pocas decidieron reportarla a los proveedores de la plataforma tecnológica, aunque la mayoría de los casos (26%) tuvo lugar en Facebook o a través de teléfonos móviles (19%).




Éstos resultados también demuestran que los abusadores prefieren plataformas que ofrecen acceso directo e inmediato, como teléfonos móviles y Facebook.


¿Quién está preparada para denunciar?


A pesar de la situación tensa que atraviesan las sobrevivientes, muchas de ellas están preparadas para denunciar la VCM en línea. 56% de quienes experimentan perjuicios están dispuestas a emprender alguna acción, lo que sugiere un mayoritario sentido de empoderamiento entre quienes padecen daños en línea. Pero hay otro 44% que no está lista para actuar, lo que también sugiere la necesidad de concientización y empoderamiento en torno a las alternativas para una acción efectiva cuando tienen lugar las agresiones en línea.


La tabla que sigue muestra las acciones principales que toman las mujeres para denunciar la violencia de género en línea:




Vemos que las mujeres prefieren denunciar ante las autoridades (69%) antes que al proveedor de servicios (solo 8%), lo que confirma la observación de que los proveedores de servicios no son vistos como suficientemente responsables de lo que sucede en sus plataformas cuando una persona viola los derechos de otra. Esto último es relevante, pues como ya hemos visto, la mayoría de las situaciones violentas sobrellevadas por las mujeres tuvieron lugar en Facebook o por intermedio de teléfonos móviles.


Pero mientras una cantidad de casos son denunciados ante las autoridades (49% de las acciones), menos de la mitad aparecen como investigados por estas mismas autoridades (sólo alrededor de 41%). Esto sugiere una desconexión legal entre los perjuicios en línea y aquellas personas facultadas para actuar contra otras formas de VCM, como la policía o el sistema legal.


Es posible que esto se deba a que las autoridades no toman suficientemente en serio los daños en línea, o a la falta de un entorno político capaz de proteger los derechos de quienes sufren perjuicios en línea. Es probable que la denunciante esté más dispuesta a establecer un diálogo con el agresor antes que reportar el incidente al proveedor de servicios, lo que sugiere la posibilidad de que se exponga a mayores daños.


Próximos pasos


Este análisis y mapeo de la violencia contra las mujeres mediante el uso de tecnologías de información y comunicación, redes sociales y espacios de internet es parte de un proyecto mayor. Incluye la investigación en los siete países mencionados al principio de este artículo, con estudios de caso y análisis de la legislación contra la VCM y los delitos informáticos en cada uno de estos países. Una investigación posterior sobre el rol de los proveedores de plataformas de internet en las acciones para detener la VCM completará esta iniciativa.


Toda esta información ayudará a producir recomendaciones claras para diseñadores/as de políticas gubernamentales, organismos internacionales y empresas privadas de TIC, para invitarlos a asumir una nueva mirada de las políticas contra la VCM en una sociedad donde cada vez más integrantes tienen tiene acceso y usan TIC regularmente para comunicarse y relacionarse con conciencia de que los espacios en línea son lugares donde se disputa poder, y las relaciones de género están incluidas en esta disputa.

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