Paquistán fue uno de los siete países cubiertos por el proyecto de investigación de APC “Basta de violencia: derechos de las mujeres y seguridad en línea”. La investigación en Paquistán se realizó en asociación con Bytes for All, una organización de derechos humanos que se dedica a las TIC. El informe, que puedes encontrar aquí, utiliza tres estudios de caso en profundidad para evaluar instrumentos legales, políticas corporativas y el acceso de las mujeres a la justicia.



En esta entrevista, GenderIT.org conversa con Furhan Hussain de Bytes for All para conocer más de cerca los hallazgos de la investigación.



GenderIT.org: El estudio se refiere a la tecnología como una nueva herramienta para la violencia ¿De qué manera la tecnología contribuye a la violencia?



Furhan Hussain: No culpamos a la tecnología por la violencia; la tecnología puede usarse con propósitos buenos y también malos. Lo que decimos es que la tecnología es otro espacio para la violencia que antes no existía. El mundo digital es una extensión de lo que ocurre en el mundo físico, sólo que ahora hay más lugar para que la violencia se magnifique debido a la manera en que los contenidos se comparten en línea.



GenderIT.org: La violencia contra las mujeres (VCM) relacionada con la tecnología reemplaza o complementa a la violencia del mundo físico?



FH: Lo que observamos es que la violencia que existe en el mundo físico – como las formas cotidianas del discurso de odio y otras manifestaciones de una cultura de desprecio a la mujer – se refleja ahora en línea. Por lo tanto si una persona es misógina y adopta determinados estereotipos, y esta misma persona tiene acceso a diferentes herramientas, las usará para expresar o promover su ideología. En otras palabras, usará la tecnología como facilitadora del acoso y el abuso.



La violencia digital y la física también están conectadas de otra manera. En uno de nuestros estudios de caso, los vídeos de una niña mientras era violada por una pandilla se usaron para extorsionar a su familia y luego se distribuyeron a través de teléfonos móviles. Como consecuencia de esto, la niña perdió acceso a sus derechos individuales – la familia detuvo su educación, no se le permitía salir – y su padre tuvo una crisis cardíaca. Cuando un programa de noticias emitió una entrevista con la niña y su madre, la ridiculización de la familia se magnificó y se propagó por todas partes. En nuestra investigación hemos visto que las consecuencias de la violencia en línea pueden ser tan graves como las de la violencia física.



GenderIT.org: ¿La violencia en línea es una reacción – al menos en parte – al uso “irrestricto” que hacen las mujeres de internet?



FH: En parte sí, lo es, porque refleja cómo funciona la sociedad. La percepción general en Paquistán es que una mujer no es igual a un hombre. Esto sucede especialmente desde una perspectiva religiosa y a menudo se citan textos religiosos para justificar esta forma de ver las cosas. Debido a cómo se desarrolló nuestra sociedad, hay una carencia de inclusión en todos los espacios, siendo éstos desarrollados principalmente por hombres y para hombres. Lo mismo ocurre con los espacios en línea: los hombres los piensan como su derecho y como algo que les pertenece.



GenderIT.org: En toda conversación sobre el mundo en línea aparece en cuestiones relacionadas con la libertad de expresión. ¿Cuáles son los efectos de la violencia relacionada con la tecnología sobre la libertad de expresión de las mujeres?



FH: Cuando una mujer sufre acoso en línea debido a su género, suele silenciarse y se retira de esos espacios. Algo de esto puede estar contribuyendo a la grave falta de participación y liderazgo de las mujeres en los espacios en línea. Cuando una mujer ocupa una posición destacada – en la política, por ejemplo – se la hostiga en línea con terminología sexualizada. Y puesto que no hay suficientes mujeres en los procesos de gobernanza de internet y en otras conversaciones relacionadas, menos aún en Paquistán, las voces de esas mujeres terminan marginadas. Se las expulsa.



GenderIT.org: El anonimato puede permitir que las mujeres usen internet para expresarse pero también puede ser usado en forma maliciosa por los perpetradores de violencia. En tu opinión, ¿el anonimato ayuda a la libertad de expresión o la obstaculiza?



FH: El anonimato es tan importante como el derecho a la privacidad. En el anonimato defines tus parámetros de privacidad. En Paquistán, donde los problemas relacionados con la religión y la expresión se hallan muy difundidos, como las leyes contra la blasfemia y las campañas contra las minorías, el anonimato facilita mucho el debate en libertad. Cuando una cuenta anónima se utiliza para el abuso, dependiendo de la cantidad y tipo de abuso, quizás se la pueda ignorar. Pero cuando se trata de un delito tipificado por la ley proveniente de una cuenta anónima, entra en el ámbito de acción de las empresas intermediarias como Facebook, Twitter y otras, que deben hacer más de lo que hacen ahora.



GenderIT.org: Mencionaste el fundamentalismo religioso ¿Cómo impacta en la violencia contra las mujeres?



FH: En Paquistán a las mujeres se las considera inferiores y la religión refuerza esta perspectiva cultural. Desde la década de 1980 (luego del General Zia), viene creciendo el fundamentalismo y la religión se convirtió en un importante factor subyacente o facilitador de la violencia contra las mujeres. Por ejemplo, cualquier debate racional sobre igualdad de género puede desembocar muy rápidamente en una justificación religiosa de la desigualdad. Los argumentos religiosos se usan para controlar a las mujeres.



GenderIT.org: ¿Cómo se entrecruzan estos controles culturales con la tecnología y qué significa esto para las mujeres?



FH: La combinación se manifiesta de diversas maneras. Por ejemplo, la tecnología ofrece mayor potencial para la vigilancia malintencionada de las mujeres tanto por parte del Estado como de actores no estatales como empresas o militantes. Como hemos visto en el caso de la NSA en Estados Unidos, los sistemas son defectuosos y pueden usarse para espiar la vida privada de las personas. Y si consideramos a Estados Unidos como una referencia de libertad de expresión e imperio de la ley, imagina que puede pasar en Paquistán, donde los organismos de inteligencia operan más allá de la ley y los militares son más poderosos que el gobierno. Imagina cómo pueden usar la vigilancia. En un artículo para APC del cual soy coautor, contamos el caso de una mujer política cuyo teléfono estaba intervenido y la información se utilizaba para extorsionarla. La vigilancia también se utiliza contra hombres, por supuesto, pero cuando se usa contra las mujeres se lo hace dentro del contexto más amplio de una violencia de género aprobada por la cultura.



GenderIT.org: El informe se refiere a cómo las barreras idiomáticas dificultan que las autoridades de las redes sociales actúen contra el abuso. ¿Cómo aparece esto en Paquistán?



FH: En Paquistán la mayoría de las personas se comunica en urdu, es el idioma unificador, y en las redes sociales suele escribirse en caracteres latinos. Por lo tanto, si una mujer se queja de un abuso que tuvo lugar en urdu, ya sea en escritura urdu o en escritura latina, es posible que el contenido no se elimine, en comparación con algo escrito en inglés. Esto indica que Facebook y otras redes no tienen capacidad suficiente para tratar abusos en diferentes idiomas. Facebook afirma que tiene personal competente en idiomas como el urdu, pero quizás no entienden los matices del lenguaje o la jerga o la importancia cultural de un comentario.



Pero además no se trata sólo del urdu. ¿Qué pasa con el punjabi, sindhi, balochi, pashto? En Paquistán se usan muchos otros idiomas en línea por lo que el lenguaje es, definitivamente, un problema: ¿cómo pueden las intermediarias abordar la violencia donde estas lenguas son el medio?



GenderIT.org: ¿Puedes sugerir como podrían hacerlo?



FH: La población de Facebook es mayor que la de varios países juntos y genera ganancias enormes. Por lo que tiene recursos para abordar los problemas, pero en cambio tiende a concentrarse en la generación de ingresos. Y mientras las empresas contratan al personal más calificado para hacer el trabajo, a la hora del balance es importante preguntar: ¿con qué acierto abordan problemas como la violencia en línea contra las mujeres? ¿Cambiaron las cosas en realidad? Solucionar las barreras del lenguaje debe comenzar con un cambio de actitud en los propietarios y administradores de las redes sociales – las empresas y también otras intermediarias – y eso es un gran desafío.



GenderIT.org: ¿Cuál era la idea de justicia de las mujeres? ¿Y acaso la obtuvieron?



FH: La justicia tiene diferentes matices. Se puede advertir o penalizar al perpetrador, pero si hay trauma emocional y violencia física, es difícil deshacer el daño. Pero incluso en el sentido más básico de penalizar el abuso o tomar medidas elementales contra el abusador, las mujeres que entrevistamos sentían que nunca se hacía nada, excepto en un caso donde Facebook eliminó algunas entradas.



En uno de nuestros estudios de caso, una activista por los derechos civiles con ideas progresistas sufrió extensos abusos. Un intercambio en una red social invitaba a violarla y matarla y su dirección circuló en línea. Muchas de estas amenazas ni siquiera provenían de cuentas anónimas. La mujer no denunció el caso ante las autoridades federales porque no estaba segura de que no le dijeran que se lo merecía. En lugar de eso, se calló y se volvió muy cuidadosa de lo que decía. ¿Cómo podemos, entonces, hablar de justicia en casos así?



GenderIT.org: Como muestra la investigación, para abordar la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología se necesita una variedad de respuestas. ¿Cuáles son algunos de los próximos pasos?



FH: Ahora que tenemos la investigación, podemos usarla como evidencia para nuestro trabajo de incidencia y nuestras campañas. No podemos hacer una sola cosa, el abordaje debe ser abarcador. Para nosotras es importante generar mucha más conciencia entre las mujeres. Todas las mujeres y niñas con las que hablamos que usan algún tipo de medio digital padecieron alguna forma de abuso o conocen a alguien que lo sufrió. Pero por lo general no tienen mucha claridad acerca de lo que les está dando pasando ni sobre la naturaleza o extensión del daño. Por ejemplo, cada año llevamos adelante la campaña ¡Dominemos la tecnología! enfocada en la importancia de plataformas digitales y comunicaciones seguras en línea. La idea es que las mujeres usen la tecnología para recuperar los espacios de los que se las expulsa mediante la violencia.



Pero somos una organización pequeña en un país grande, por lo que nos vamos conectando con otras organizaciones para trabajar sobre temas de género, tecnología y violencia. Muchas organizaciones de Paquistán abordan la violencia física pero no consideran la violencia en línea. Así que hablamos con esas organizaciones para que la incluyan en su trabajo.



También nos gustaría acercarnos a tantos políticos/as como personas influyentes en la política como sea posible. En Paquistán las leyes no dicen nada sobre violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología, pero gran parte de la legislación existente puede usarse para enfrentar el problema. Vemos también que la policía usa un conjunto estándar de leyes para toda clase de abusos sexuales contra mujeres y no hace uso eficiente de otras leyes transversales. Nos gustaría educar a la policía sobre problemáticas de género y capacitarla en temas de tecnología y violencia. La justicia en Paquistán tampoco tiene capacidad para tratar la VCM relacionada con la tecnología, que necesita mucha atención. Tenemos muchas cosas en nuestra agenda, mucho por hacer, y esta investigación sirve para todo este trabajo.



Lee todos los materiales de la investigación De la impunidad a la justicia: explorando soluciones corporativas y legales para la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología

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